Al lado mismo de los límites de la zona de experimentación secreta conocida como Área 51, en el desierto de Nevada (EE.UU.), un testigo, Ricky Valentine, consiguió grabar el pasado 23 de febrero las evoluciones de un objeto volador muy brillante que en determinados momentos tenía una cola similar a la de los cometas y que emitía un sonido muy fuerte.
Días después, el 17 de marzo, el escenario cambió a la soleada California (EE.UU.), donde ocho testigos pudieron ver y fotografiar las evoluciones de un objeto con forma de platillo volante que durante cerca de media hora surcó el cielo junto a la base naval militar de Seal Beach, destinada al almacenamiento de armamento. Según los testigos, el objeto procedía del mar y permaneció visible hasta que aparecieron una decena de helicópteros de la Armada estadounidense.
El súbito interés de los hipotéticos tripulantes de los ovnis por las bases militares se manifestó unos días antes en el Reino Unido, país que lleva prácticamente un año experimentando una auténtica oleada de aparición de ovnis. La testigo fue en esta ocasión una adolescente de 13 años, Harriet Rogers, quien junto a su padre, Barry, grabó el 21 de febrero desde su casa en Bridgnorth, situada a pocos kilómetros de la base de Cosford, de las Fuerzas Aéreas británicas (RAF), los movimientos de un gran objeto esférico y multicolor que fue cambiando de color a medida que se desplazaba.
Fuente: Más allá de la ciencia