Parece sencillo: se prende la impresora, se pone el papel y se oprime el botón. La máquina hace su trabajo, y la hoja en blanco se llena de palabras, números, gráficos o imágenes. Las distintas empresas fabricantes de impresoras han hecho cada vez más sencilla la operatoria, e imprimir no es ningún secreto para nadie.
Pero, por supuesto, algo puede fallar. No todo es tan simple como parece. Muchas veces surgen problemas. Puede ser atasco de papel, que la impresora no responda, que se "cuelgue", que los colores no salgan como se esperaba y un amplio etcétera.
Más allá del tipo de impresora que se tenga (inyección a tinta, láser, multifunción), conviene entonces tener en cuenta una serie de consejos y trucos para aprovechar al máximo la impresión de documentos o imágenes.
Papel
La calidad del papel es muy importante. Un papel común sirve para imprimir texto sin demasiadas pretensiones, pero no es la mejor opción para imprimir imágenes, porque la calidad normal absorbe la tinta de manera descontrolada. Las gotas penetran en el papel y se extienden; la tinta se corre por toda la superficie.
Hay un papel especial para las impresoras de inyección a tinta, con el cual es posible obtener mayor contraste y saturación. Es el recomendado para pasar al papel documentos con texto e imágenes (como los PDF) o imágenes sin demasiadas pretensiones.
El papel fotográfico, como su nombre lo indica, está diseñado especialmente para imprimir fotografías digitales. Se trata de un papel de gramaje extra con una cara satinada para fotografías y una cara mate para texto. Por unos pesos más es posible obtener el papel fotográfico Premium, ideal para trabajos profesionales.
Los papeles gruesos, por su parte, sirven para la impresión a doble cara, porque tienen un mayor gramaje y resisten el corrimiento de la tinta.
Si al intentar imprimir la luz de alimentación del papel parpadea, hay que fijarse si la bandeja de entrada esté correctamente cargada con papel y que su alimentación no esté obstruida. Si esto no funciona, hay que retirar el papel de la bandeja de entrada y limpiar los rodillos de alimentación del papel con un paño humedecido con agua.
Color
Así como es posible imprimir sólo en blanco y negro (para ahorrar tinta), también es posible imprimir con más o menos brillo y luminosidad. Pero a veces la impresión no sale con la claridad deseada. Puede ser un problema del papel, porque algunos papeles están recubiertos, y es posible que se haya realizado la impresión en la cara del papel sin recubrimiento. Igualmente, los colores que se ven en pantalla siempre son más nítidos que los del papel. Es que el monitor puede mostrar una mayor cantidad de colores que una impresora.
Consejo: al imprimir color, conviene elegir la mejor calidad de impresión posible que brinde el software de la impresora.
Problemas con los cartuchos
A veces, la impresión de una imagen compleja, que tiene elementos a todo color y otros en negro, los muestra desordenados. Eso puede deberse a que los cartuchos no están bien instalados o simplemente están desalineados. Los programas que acompañan a las impresoras suelen tener una opción que dice algo así como "Alinear cartuchos de impresión", procedimiento que selecciona la mejor alineación horizontal y vertical entre los cartuchos negro y color. Este proceso debe llevarse a cambio cada vez que se cambia un cartucho.
Cuando la impresora empieza a mostrar imágenes pálidas o no muy precisas, es tiempo ya de limpiar los cartuchos o de cambiarlos. La limpieza se hace también, generalmente, mediante el driver o programa que trae la impresora en la opción "Limpiar cartuchos de impresión".
Cartuchos rellenados. Esta variante económica no siempre es conveniente. La mayoría de los fabricantes de impresoras no recomiendan volver a llenar los cartuchos. El tema es que la tinta no tendrá la misma calidad, al tiempo que es posible que se dañe algunos de los componentes de la impresora. Es más, varios fabricantes dan por caducada la garantía del producto si se dan cuenta que el daño fue producto del uso de un cartucho rellenado.