Lejos del ruido del centro porteño y del vértigo de la televisión, Osvaldo Laport encontró desde hace años un lugar donde bajar el ritmo y conectarse con lo esencial. Junto a su esposa, Viviana Sáez, y su hija Jazmín, el actor uruguayo vive en una imponente propiedad ubicada en Pacheco.
Se trata de un chalet de estilo colonial, amplio y señorial, rodeado de verde y pensado para disfrutar de la vida al aire libre.
La casa se destaca, ante todo, por su enorme parque arbolado. Árboles añosos, senderos naturales y un jardín cuidado con dedicación conforman el marco ideal para una vida tranquila, en contacto permanente con la naturaleza.
En más de una entrevista, Laport contó que este espacio fue clave a la hora de elegir dónde vivir, ya que necesitaba un entorno que transmitiera paz y le permitiera desconectarse de las exigencias del trabajo artístico.
El estilo colonial de la vivienda se percibe tanto en la fachada como en los detalles interiores. Techos altos y ambientes amplios. Según el propio actor, esa organización les permite convivir con armonía, respetando los tiempos y rutinas de cada uno.
LA ASA DE OSVALDO LAPORT EN PACHECO
El exterior es, sin dudas, uno de los grandes protagonistas del hogar. En el parque se luce una pileta de natación con cascada, ideal para los días de calor y para compartir momentos en familia o con amigos.
Muy cerca, la huerta ocupa un lugar especial: allí, Viviana Sáez despliega una de sus pasiones, el cuidado de las plantas y el cultivo de alimentos, una actividad que se volvió parte de la rutina diaria del matrimonio.
Laport, por su parte, siempre se mostró orgulloso de haber sido criado con una fuerte impronta hogareña. Él mismo contó que sabe cocinar, limpiar y encargarse de las tareas domésticas sin inconvenientes, algo que considera fundamental para la convivencia. En ese sentido, la casa no solo es un espacio estético y funcional, sino también un lugar vivido y disfrutado en cada detalle.
Otro rincón emblemático de la propiedad es el sector de la parrilla. Allí, el actor armó un espacio con asador criollo, pensado para recibir invitados y celebrar encuentros familiares. La ambientación combina elementos rústicos y antiguos, como una vieja tranquera de madera y bancos del mismo material, que refuerzan el aire campestre y tradicional del lugar.