A sus 70 años y con una vida marcada por el arte, la lucha y la pasión, Aníbal Pachano no duda en mirar hacia atrás con emoción y hablar sin filtros sobre sus afectos más profundos.
En una entrevista íntima con el ciclo +CARAS, el artista se permitió hacer una pausa en su presente para repasar su historia personal, hablar de su familia y recordar con ternura a la mujer que, según confesó, fue y sigue siendo el gran amor de su vida: Ana Sanz.
Pachano y Sanz se conocieron en los años ochenta, en pleno auge del under porteño. Él venía de formarse como arquitecto, pero ya tenía un pie puesto en el mundo del espectáculo.

Ella brillaba como vestuarista y bailarina, con una sensibilidad artística que lo deslumbró desde el primer instante. Lo que empezó como un vínculo creativo se convirtió en una relación amorosa profunda, duradera y transformadora.
En 1986 se casaron y dos años más tarde nació Sofía, la única hija del matrimonio, hoy también figura del espectáculo. Juntos fundaron Botton Tap, una compañía que rompió moldes en la escena teatral argentina, apostando por la mezcla de géneros, la irreverencia y el talento. Aunque el matrimonio se disolvió en 1996, el afecto jamás desapareció.

QUÉ DIJO PACHANO DE ANA SANZ
“Yo tengo clarísimo que Ana fue el amor de mi vida. No hay otro”, dijo Pachano con firmeza. Sin dramatismo ni nostalgia, el artista se refirió a esa conexión como un lazo que trasciende el tiempo, las etiquetas y los formatos.
“Hoy nos seguimos acompañando, aprendimos a convivir de otra manera, sobre todo ahora, que estamos grandes”, contó con honestidad.

También habló de su experiencia como padre y del vértigo que sintió al enterarse de que sería papá por primera vez. “Le dije que no sabía si estaba preparado... ¡y casi me mata! Pero después fui un gran padre”, relató entre risas.
Aunque en su vida hubo otros vínculos y algún que otro romance que lo conmovió, fue claro: ninguno alcanzó la intensidad de lo vivido con Ana. “Estuve 16 años con ella sin mirar a nadie más. Nunca nadie ocupó su lugar”, sentenció.