Verónica Lozano se encuentra viviendo unas vacaciones soñadas en París, en compañía de su hija Antonia y su pareja, Jorge “Corcho” Rodríguez. Lejos del ritmo cotidiano, la conductora de televisión se sumergió en la magia de la capital francesa para compartir momentos de conexión, arte y disfrute familiar.
Las postales compartidas en sus redes sociales revelan mucho más que un viaje turístico: muestran una experiencia íntima y cargada de significado. Verónica Lozano junto a su hija Antonia aparecen en escenas que reflejan la complicidad entre madre e hija, con risas espontáneas, charlas relajadas y miradas que hablan de un vínculo profundo.
ANTONIA RODRÍGUEZ DESPLIEGA SU TALENTO EN FOTOGRAFÍA DURANTE EL VIAJE A PARÍS
Uno de los aspectos más destacados del viaje fue el entusiasmo de Antonia por capturar la ciudad con su lente. Su pasión por la fotografía se transformó en una verdadera guía para los recorridos familiares, en los que no faltaron tomas de lugares emblemáticos, detalles urbanos y momentos de ternura compartidos con su padre.


La joven incluso creó un perfil profesional en redes sociales dedicado a sus fotografías, donde comparte el resultado de su mirada artística. La estética sensible y refinada que transmite en sus imágenes da cuenta de su compromiso con el arte visual y su capacidad de registrar la belleza en lo cotidiano.
VERÓNICA LOZANO, ESTILO Y ELEGANCIA EN LA CAPITAL FRANCESA
En este viaje, Verónica Lozano reafirma su lugar como ícono de estilo y sofisticación. En una de las imágenes que compartió, luce un vestido ajustado y stilettos, mostrando su lado más glamouroso sin perder frescura. Su forma de vestir y posar refleja una identidad segura y atenta al detalle, fusionando su estética personal con la elegancia parisina.
Uno de los momentos más entrañables del recorrido fue la visita a la famosa pastelería Ladurée, donde Antonia compartió una escena llena de ternura con su papá. En esa imagen, los macarons —símbolo de la gastronomía francesa— se convirtieron en excusa para celebrar los pequeños rituales familiares que quedan grabados en la memoria.


La ciudad de París se convierte en un personaje más del álbum familiar. Desde lo alto de un edificio, la familia capturó una vista de la Torre Eiffel y Notre-Dame, una postal que concentra el encanto atemporal de la capital francesa. Esa imagen, junto con otras registradas por Antonia, pone en evidencia cómo el viaje fue también un ejercicio de contemplación y expresión artística.


El álbum concluye con una foto de Antonia comiendo un helado con forma de flor, retratada en blanco y negro. La escena, de una delicadeza notable, resume la filosofía del viaje: disfrutar lo simple, conectar con los afectos y transformar cada instante en arte. Una vez más, Verónica Lozano muestra que el verdadero lujo está en saber mirar y compartir lo vivido con autenticidad.