En la edición del martes de ShowMatch Lizy Tagliani debutó en el Bailando 2014. La peluquera apareció por primera vez en Ideas del Sur, como peinadora de Nicole Neumann (cuando participaba de las comedias musicales, en 2009) pero nunca imaginó que podría convertirse ella en protagonista del certamen.
Pero su verdadero descubridor fue su amigo Jorge Ibáñez. El diseñador realizaba fiestas privadas post-desfile para homenejear a sus amigos. Allí, generalmente, Lizy animaba las veladas con el ácido humor que hoy muestra en la TV.
Lizy, (reconocida estilista del ambiente) inauguró su faceta artística con sus shows en boliches gays mucho tiempo atrás. Sin embargo, sus primeros pasos profesionales fueron en el programa de Viviana Canosa en Vale. Tras su pelea con la ex colorada (quien la habría acusado de hurto), saltó a los programas contando la historia, y ese fue el trampolín para su primer contrato como panelista en el programa de radio de Santiago del Moro en POP. Pero su verdadero descubridor fue su amigo Jorge Ibáñez. El diseñador realizaba fiestas privadas post-desfile para homenejear a sus amigos. Allí, generalmente, Lizy animaba las veladas con el ácido humor que hoy muestra en la TV.
Lizy nació en Adrogué, provincia de Buenos Aires, donde vive con sus perros en la casa familiar, que compartioó con su mamá (mucama) y su papá (carnicero), ambos fallecidos: "Valoro que me dieron todo, mis papás se iban a dormir solo habiendo tomado un café con leche para que yo pudiera comer", recuerda con emoción.
A los 7 años, la disfrazaron con una pollerita escocesa en el colegio en la fiesta del Día de la Raza y pensó 'esto es lo mío', y ahí comenzó en su cabeza la transformación de Edgardo Luis a Lizy. Me senté en el auto frente a mi mamá y mi papá y les dije 'yo me quiero llamar Carla Marina Marconi', cuenta con humor.
"Jamás tuve que prostituirme, me hice de abajo, trabajando siempre como peluquera. Mi personalidad bocona me llevó hasta acá, me llaman por graciosa, no por travesti", cuenta Lizy.
Pero no todo fueron risas, su infancia fue dura: "En el colegio las chicas no me querían porque era hombre, y los varones, tampoco, porque era maricón. Jugaba sola y escondida al elástico y a la rayuela". Ya en la adolescencia, empezó a vestirse como mujer, y era su padre quien le compraba la ropa, para que no sufra más, haciendo todo en la clandestinidad.
"Todo lo conseguí y viví la vida tan naturalmente. No me interesa ‘militar’. Todos somos discriminados y discriminadores. No me considero que nací en un cuerpo equivocado, ni que tengo una mujer encerrada en el cuerpo de un hombre", relata con crudeza, "Jamás tuve que prostituirme, me hice de abajo, trabajando siempre como peluquera. Mi personalidad bocona me llevó hasta acá, me llaman por graciosa, no por travesti".
Todas estas historias y otras muchas más picantes, Lizy las reconvirtió en monólogos para su espectáculo "Mamá, yo quiero ser...", en el teatro Picadilly.
Pero más allá de todo esto, Lizy tiene una gracia particular que es no renegar de su pasado y eso, mezclado con su inteligencia para convertir su vida en hechos humorísticos, la llevaron a esta suerte de consagración popular, subiendo todos los escalones que debe superar una figura verdadera: la Avenida Corrientes, la revista Gente, la mesa de Mirtha Legrand, y ShowMatch. Y por todos, paso airosamente.
"Hay muchas chicas travestis que se vuelven famosas y entonces detestan recordar su pasado, que son o que fueron, pero yo no", afirma marcando diferencia con otras trans.