Hablar de Gustavo Cerati, hoy, no es una tarea fácil. Y no porque sobre él ya se haya dicho todo, o porque ya no haya más nada que decir. Más bien, la sensación es todo lo contrario a eso.
Bucear en la legendaria Soda Stereo de los años 80’, recordar el “gracias totales” de la despedida, escuchar de nuevo las canciones de Bocanada o Amor Amarillo ), no hacen más que abrir significados.
Bucear en la legendaria Soda Stereo de los años 80’, recordar el “gracias totales” de la despedida, escuchar de nuevo las canciones de Bocanada o del romántico Amor Amarillo (con su extraordinario video del tema Te llevo para que me lleves junto a Cecilia Amenábar, embarazada de Benito, su primer hijo), no hacen más que abrir significados: recuerdos de momentos de escucha, sensaciones, y por qué no, nuevas lecturas que renacen de las letras.
Sin embargo, lo difícil, hoy, pasa por otro lado.
El 15 de mayo de 2010 muchos de nosotros nos enterábamos de qué se trataba un accidente cerebrovascular (ACV) con la noticia más triste sobre uno de los músicos más creativos y exitosos de la Argentina.
Después de un show en Caracas de su gira Fuerza Natural, Cerati les dijo a sus músicos que se sentía mal y se fue a comer algo a su camarín. Minutos después, su asistente lo encontró desmayado en el sillón y pidió el traslado a una clínica, donde 2 días después sufrió la afección de la que jamás despertó.
El secreto -tan mágico como duro- es ese: resistir a su silencio escuchándolo en sus canciones, cruzando ese “Puente” del que alguna vez habló en sus estrofas. Un día más, cada día más. Hasta que despierte.
Actualmente, Cerati se encuentra internado en la Clínica Alcla (ver último parte médico). Allí, recibe cuidados especiales y es visitado por personas autorizadas por su madre Lilian Clark y sus dos hermanas, quienes tienen un sistema de huellas dactilares para entrar a la habitación. A las 9 de la mañana las enfermeras lo levantan y lo ponen en un sillón especial para vestirlo y hacerle ejercicios musculares, tarea que repiten a las 8 de la noche.
“Tenemos los pies en la tierra con la ciencia, pero la mirada en el cielo con la fe”, dijo tiempo atrás su madre, que no deja de acompañarlo.
Escucharlo en sus canciones
“¿Quieren hacer algo hermoso hoy? Pongan en random todas las canciones de Cerati y escuchen cómo les habla. BIEN FUERTE. Está acá”, escribió ayer en Twitter Anita Alvarez de Toledo, íntima amiga de Cerati, corista de su último disco Fuerza Natural, y enérgica compañera de escenario en la última gira.
Es que, quizá, durante estos 3 años el secreto -tan mágico como duro- fue ese: resistir a su silencio escuchándolo en sus canciones, cruzando ese “Puente” del que alguna vez habló en sus estrofas. Usar al amor como puente...
Un día más, cada día más. Hasta que despierte… Y aunque el cometido, hoy, no sea del todo fácil.