En el amplio catálogo de Netflix, quienes busquen esas producciones argentinas que necesitan no solo para pasar el rato sino para bucear en las profundidades de los vínculos pero con un toque de calidez, aparece Hoy se arregla el mundo.
El director Ariel Winograd, el director, tuvo que esperar dos años en su momento para estrenar su película en cine, dado que el rodaje finalizó justo antes de la primera cuarentena allá por marzo de 2020. El guion estuvo a cargo de Mariano Vera.
Elenco de lujo
Más allá del siempre efectivo protagonista Leonardo Sbaraglia, y por supuesto del niño Benjamín Otero, Hoy se arregla el mundo cuenta con otras figuras de renombre, como el papel secundario pero clave encarnado por Natalia Oreiro, así como las participaciones especiales de Gerardo Romano, Soledad Silveyra, Luis Luque, Diego Peretti y Charo López.

No son los únicos, por supuesto, ya que incluso aparecen caras hoy más en los primeros planos para el público joven, como Martín Piroyansky y Santiago Korovsky, este último asociado a la serie División Palermo.
De qué trata “Hoy se arregla el mundo”
David Samarás (Leonardo Sbaraglia), alias “El Griego”, es el productor de un programa de televisión venido a menos. “Hoy se arregla el mundo”, que le da el nombre a la película, es un talk show en el que gente común resuelve conflictos de familia, pareja, amistad, trabajo, incluso conflictos de padres e hijos. En tiempos de redes sociales obtiene cada vez menos rating y eso a David le preocupa.
Pero el núcleo principal de la trama gira en torno a la incógnita de su paternidad, que vale aclarar que es nula. Hace tiempo decidió dejar ese aspecto de su vida a un costado, la crianza del niño jamás pareció importarle.
La incógnita se revela cuando su ex mujer y madre de su único hijo, Silvina Lasarte (Natalia Oreiro), menciona que el pequeño Benito (Benjamín Otero) podría no ser hijo de él. Acto seguido, ella muere y El Griego junto al chico se embarcan juntos en una travesía para dar con su verdadero padre.

Dada la trama elegida, las escenas emotivas aparecen en los momentos que el espectador necesita sentir esas cosquillas. Al igual que la relación padre e hijo, la emotividad crece a la par del vínculo entre los personajes-familiares transitan nuevas experiencias.
Una película con el sello de Ariel Winograd
Desde sus comienzos con la película independiente Cara de queso - Mi primer ghetto, la comedia en sus múltiples razas y variantes fue el terreno más fértil para Ariel Winograd, quien habitualmente apela a rostros taquilleros de la industria local.
El cine de Winograd es popular y ansía la masividad, pero no por ello carece del profesionalismo que hasta el momento lo transformaron en un director de peso en la industria nacional.
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Principalmente hace comedias familiares con un toque de humor y calidez, a menudo explorando temas de la vida cotidiana y las relaciones familiares. Sus películas suelen tener un tono ligero y entretenido, con personajes con los que el público puede identificarse.
Otras obras que lo hicieron destacar son, por ejemplo, Mamá se fue de viaje, Sin hijos y El robo del siglo.