Las sustancias que conocemos como carbohidratos o hidratos de carbono son la principal fuente de energía del organismo. Entre ellos se encuentran los azucares y los almidones, además abarca una gran cantidad de alimentos que van desde la miel de abejas hasta la avena.
Aunque existen otras propuestas en cuanto a su clasificación, la más conocido es aquella que la divide en dos grandes grupos: los carbohidratos simples y complejos. Veamos en qué consisten y cómo funcionan.
La digestión de los hidratos de carbono comienza en la boca, es allí donde las enzimas presentes en la saliva trabajan para descomponer los almidones.
En este punto hay que hacer una distinción entre los simples y complejos. Los primeros pasan directamente al torrente sanguíneo desde el estómago, mientras que los segundos deben transitar a través del intestino delgado, donde son descompuestos en azucares simples antes de ser llevados a la sangre.
A medida que estas moléculas se absorben, el nivel de azúcar en la sangre empieza a subir y el páncreas responde secretando una hormona llamada insulina, que se encarga de facilitar la absorción de azúcares por parte de las células y finalmente hace que se produzca la energía que el cuerpo necesita.
También la insulina es esencial para regular los niveles óptimos de azúcar en sangre.
Sobre cuáles evitar y cuáles consumir, el sentido común suele ser una buena guía para mantener una dieta saludable. Por ejemplo si diariamente incluye en su dieta 200 gramos de azúcar refinada, chocolate, pastas y dulces los resultados serán catastróficos.
Es importante recordar que todos los azúcares son de asimilación rápida, lo que produce aumento de peso. Lo mismo aplica al abuso de refrigerios con manteca, mayonesa o platos con papas, pasta en compañía de grasas o proteínas como la carne, porque la asimilación va a ser lenta y el organismo busca almacenar el máximo de calorías.
Existen muchas recetas deliciosas que excluyen salsas con grasa y carne, por lo que usted puede comerse un plato de fideos acompañado con verduras, es conveniente y bajo en calorías.
No se prive de llevar a su boca los carbohidratos. Por el contrario recurra a ellos como fuente de energía, pero acompañados de alimentos que se digieran rápidamente.