La cantante británica Adele Laurie Blue Adkins, o simplemente conocida como Adele, ha roto varios récords musicales en su corta pero fructífera carrera. Recordá que su disco 21 fue el más vendido de la década, pasando unas 23 semanas en el primer lugar de las listas top en el extranjero.
Es una de las figuras más emblemáticas de su país y todo un ícono para la generación futura. Hija de una madre trabajadora y un padre ausente, tomó para sí el género soul con el cual exploró un lado oculto de ella, y también muy creativo.
A la prensa dijo varias veces lo obsesionada que estaba con grandes celebridades de la música como Mary J. Blige, Lauryn Hill y Alicia Keys, aunque su pasión quedó arraigada con los discos de Etta James y Ella Fitzgerald, que marcaron el ritmo de quién sería en los siguientes años.
“No había herencia musical en nuestra familia. Así que cuando escuché a Etta y Ella fue un despertar. Me inspiraban. Pensaba en hacer música que dentro de 50 años las personas escucharan y amaran”, comunicó a Telegraph.
Con eso en mente, se unió a la Escuela de Artes Escénicas BRIT, donde otras artistas como Amy Winehouse y Leona Lewis explotaron sus dones. Adele se valió de la Web para publicar varios demos, uno de ellos llamado Hometown Glory, que llamó la atención de la disquera londinense XL.
A los 18 años ya estaba comenzando a darle forma a sus sueños. “No sabía exactamente qué tipo de artista quería ser, para mí el álbum era sólo hacer un registro de canciones e incluir todos los diferentes tipos de música que amo. Estaba feliz de cumplir mi meta: cantar. Es mi pasatiempo, mi amor, mi libertad y ahora mi trabajo”, dijo al magazine Rolling Stones.
Decenas de producciones más hicieron de su nombre una marca de calidad y remunerable. Su talento permitió que se le comparara con otros de la industria, como la diva del R&B Beyoncé… y apenas está calentando.
Por cómo va, diríamos que Adele enamorará sin duda a muchas otras generaciones con su maravillosa voz, contagiante personalidad y fuerte presencia.