Notable. Un video divulgado por el Ministerio de Cultura italiano retrata el momento exacto en el que un noble y su esclavo se desplomaron al suelo en unos pórticos de la mansión donde vivían en Pompeya, asfixiados y quemados por las cenizas y lapilli del volcán Vesubio, mientras intentaban huir despavoridos.
La erupción se produjo el 27 de octubre del año 79, a las 12 del mediodía, según dejó escrito Plinio el Joven. El amo y el esclavo murieron incinerados al día siguiente, a las nueve de la mañana, según los arqueólogos actuales.
Los cuerpos de ambos han sido descubiertos en estos días, 19 siglos después, en una suntuosa villa a 700 metros de la ciudad de Pompeya, que también sucumbió a causa de la erupción.
Se trata de un momento histórico y dramático cristalizado gracias a los moldes de yeso usados por los arqueólogos para retratar y reconstruir, primero en negativo y después en positivo, los cuerpos de los difuntos.
Así es como se aprecian los pliegues de las túnicas, los ropajes de la capa de lana, los dientes de las víctimas que evidencian una agonía que si fue rápida no dejó de ser terrible, circunstancia apreciada también por la posición rocambolesca de los cadáveres petrificados.
La “lectura” de la escena está todavía en curso por parte de los especialistas, aunque su primera impresión es que los dos hombres estaban organizando la fuga de los moradores de la villa, una escena ya vista en otras localidades de Pompeya.
Explican los expertos que de las primeras víctimas de la erupción se conservan solo los esqueletos, porque fueron atrapadas en los ambientes donde se encontraban y aplastadas por el hundimiento de los techos e incinerados por tres metros de lava.
Más tarde, el magma y material piroclástico rellenaron los espacios todavía no invadidos por el material volcánico y las “personas murieron al instante por un choque térmico”, permaneciendo sus cuerpos en la posición en la que la ola les empujó, conservando en los siglos la huella que dejaron después de la descomposición.
En esta primera lectura del hallazgo, los arqueólogos estiman que la primera víctima es un chico de entre 18 y 23 años y de 1,56 metros de altura. Tiene “la cabeza reclinada, sus dientes y cráneo son todavía parcialmente visibles”.
Viste una túnica hasta la rodilla, de la que se aprecia el ropaje hasta el bajo vientre. Las piernas están al descubierto. El segundo hombre descubierto tendría una edad de entre 30 y 40 años, es robusto, lleva también una túnica, pero el conjunto de los detalles dejan entrever que era de un nivel social superior respecto al primero. Los expertos deducen que se trataba de un amo y un esclavo, incinerados repentinamente.
Después de siglos de ser visitada y estudiada de maneras voluntariosas y más recientemente con interferencias importantes del crimen organizado de la región de Nápoles, hasta el punto de que la Unión Europea se erigió como protectora, Pompeya ha emprendido un rumbo nuevo, lleno de sorpresas. Que no han terminado: Quedan aún 20 hectáreas por excavar.