Una muy violenta escena le tocó vivir a Oriana Sabatini, quien quedó atrapada en una protesta de taxistas cuando viajaba en un remís. La joven acababa de llegar de Córdoba y se dirigía a un hotel porteño para la presentación de Perdida, el filme protagonizado por Luisana Lopilato en el que participa, cuando un grupo de hombres atacó el auto en el que viajaba al pensar que era un Uber.
Así lo relató su madre, Catherine Fulop, quien estuvo invitada al ciclo Infama Recargado. “Quedó en el medio y los manifestantes, que seguramente tienen todo el derecho de reclamar lo que están reclamando, empezaron a golpear el auto de manera violenta”, comenzó la actriz venezolana.
"Cuando me encontré con ella no paraba de llorar. No podíamos calmarla de ninguna forma".
“Le pinchan las ruedas y Oriana, ante la violencia, empieza a ponerse muy nerviosa. El remisero le trataba de mostrar a los taxistas que no era un chofer de Uber, que era un remisero. Pero le seguían golpeando el auto y cuando tuvo un espacio arrancó y golpeó a un taxista. Le habrá pisado el pie, no es que lo pasó por encima. Cuando llegó a la esquina el semáforo se puso en rojo y las personas que se estaban manifestando corrieron al auto con piedras y explotaron los vidrios. Oriana dentro del auto a los gritos y llorando. Nadie hizo nada y estaba la policía”, continuó Fulop.
"A mi hija le podrían haber dado un piedrazo o la podrían haber atropellado cuando se bajó corriendo. En medio de esa violencia puede pasar cualquier cosa.
Según el relato de Cathy, Oriana se bajó del auto, salió corriendo y pudo frenar un taxi que pasaba. Sin embargo, al subirse se dio cuenta de que sus valijas seguían en el remís. “La ayudó un taxista que pasaba y se lo agradezco realmente. Regresó al remís con la protección del chofer que la iba a llevar. Pero igual los taxistas iban en contra de ella porque decían que se había tomado un Uber. ¡Una locura!”, relató, indignada.
“A mi hija le podrían haber dado un piedrazo o la podrían haber atropellado cuando se bajó corriendo. En medio de esa violencia puede pasar cualquier cosa. Cuando me encontré con ella no paraba de llorar. No podíamos calmarla de ninguna forma. Ahí yo pensé 'quiero irme de este país', pero ¿adónde voy? En Estados Unidos viene un loco y en Europa te tiran una bomba, estamos muy violentos los trabajadores contra los trabajadores”, concluyó.