El Luna Park es, de lejos, uno de los escenarios más emblemáticos de la Argentina, un icono porteño que forma parte de nuestra historia. Allí se conocieron Perón y Evita, se efectuó el velatorio del mismísimo Carlos Gardel, Diego Maradona celebró su casamiento con Claudia Villafañe y en su cuadrilátero pelearon leyendas del boxeo, como Bonavena y Locche.
"Llenar el Luna" es, también, un sueño y uno de los primeros indicadores de éxito masivo para cualquier artista, no sólo por su capacidad sino por el sentido emocional que tiene. Todavía se recuerda esa épica seguidilla de ¡13! recitales consecutivos en la que Rodrigo Bueno hizo delirar a sus fans en el año 2000.

Pero todo esto podría desaparecer de la noche a la mañana, porque acaba de anunciarse que un grupo inversor europeo habría tentado a su propietaria, la Iglesia, para demoler el estadio y construir en su lugar un edificio de oficinas.
El Palacio de los Deportes llegó a ser de la Iglesia en 2013, cuando muere su propietaria Ernestina Devecchi de Lectoure y le lega una parte del Luna Park a Cáritas, que depende del Arzobispado de Buenos Aires, y la otra, a la orden salesiana de San Juan Bosco. Años después, la institución finalmente compra el otro porcentaje.
Después de idas y vueltas que incluyeron la idea de convertir el predio en un centro religioso, la Curia estaría evaluando venderlo para cubrir los $130 millones destinados a sueldos que aún salen de las arcas del Estado y a los que la Iglesia renunció.