"Me crié en el campo y también en diferentes ciudades en las que vivimos con mi familia, acompañando a mi papá que es técnico de fútbol. Siempre tuve mucho contacto con los animales y de más grande desarrollé una empatía todavía más profunda", revela Liz Solari (36), casi como una introducción a su vida.
La bellísima modelo llega a la entrevista con #Bicheros, la sección más tierna de Ciudad, en compañía de Ita (6) y Frida (7), sus perras "callejeras". En la charla, contará su historia y también la lucha que lleva adelante por los derechos de todos los animales.
-Contanos un poco más sobre ellas dos, Liz.
- Bueno, les presento a Ita, de vagabunda a princesa. La encontramos en el campo en La Puglia, en Italia. Y pasó a tener una vida de muchos privilegios y muchos viajes. Si me preguntan, es una mezcla de Terrier con Salchicha y pelo duro. Ella es mi hija peluda, es mi familia.
-¿Y Frida?
-A Frida la encontré un año antes que a Ita. Estaba caminando por una calle de tierra en provincia de Buenos Aires, era una cosita chiquitita y ya tenía una pata más grandota que las otras tres. La llevé inmediatamente a ver. Mi idea era darle tránsito pero pasó un tiempo y se ganó rápidamente mi corazón. En ese tiempo empecé a averiguar qué le pasaba en esa pata y me dijeron que era una enfermedad congénita, algo de la piel. Y eso evolucionó y se transformó en una enfermedad de la dermis, un cáncer que le avanzó y después de buscar muchos tratamientos me dijeron que una de las formas de solucionarlo era amputándole esa pata. Y cuando ella ya no estaba bien, decidimos hacerlo y desde ese momento ella sanó. Se la ve mucho mejor luego de su operación.
-¿Cómo tomó ella su enfermedad y qué te enseñó a vos?
-Ella es una perra con mucha sabiduría, muy pacífica. Mirá, el mismo día que le amputaron la pata, se paró en tres patas. Siento que los animales nos vienen a enseñar y todos aprendemos mucho de ellos. Ella es una guerrera, no hay victimización en su historia. Es como "esto es lo que pasó, bueno, sigo adelante". Y es una enseñanza de la que está bueno apropiarse.
-¿Cuándo cambió tu cabeza respecto de los animales?
-Me crié en el campo y también en diferentes ciudades en las que vivimos con mi familia, acompañando a mi papá (Eduardo Solari) que es técnico de fútbol. Siempre tuve mucho contacto con los animales y de más grande desarrollé una empatía todavía más profunda. Eso también hizo que hasta cambie mi dieta, no como animales. Y cuando entendí que mis acciones repercuten, tomé más consciencia de todo. Incluso eso ocurre con animales que ni siquiera conocemos pero nuestras acciones impactan en ellos también.
-¿De qué manera estás involucrada en los cambios?
-Estamos viviendo un momento importante en la evolución humana porque en 2012 salió la declaración de Cambridge donde se declara que los animales no humanos tienen justamente conciencia. Hay un raciocinio y hay animales que lo han desarrollado de forma estrepitosa. Tenemos que verlos como seres "sintientes". Y a raíz de eso, empiezan a cambiar muchísimas leyes. En Argentina, este año está pasando algo histórico. Nosotros tenemos la ley 14.346, que es la ley madre del proteccionismo animal que se sancionó hace 65 años y es una ley muy buena para la época, pero es hoy el momento en el que los diputados deben hacerlo con conciencia y teniendo en cuenta que es una ley que puede perdurar por muchísimos años. Necesitamos proteger más a los animales, no continuar con una ley tan vieja y mucho menos hacer retrocesos. Necesitamos que la reforma sea una evolución.
-Decís que sentís a tus perras como tus hijas peludas, ¿cómo te imaginás el vínculo si decidís tener bebés (está casada hace poco más de un año con Walter Fara)?
-Creo que se complementaría perfectamente bien, es un privilegio crecer al lado de un perro. Ellas ya son parte de mi familia así que los que vengan se van a tener que adaptar. Ellas vienen a enseñarnos lealtad y valores muy importantes. Me encanta y son los integrantes perfecto para una familia completa.
Agradecimientos: Croque Madame - Vuelta de Obligado 2155