Alejada de la televisión y tras 10 años al frente del programa AM (Telefe), Verónica Lozano (46) se mostró muy sexy y habló de su nuevo pasión por la moda, qué ve cuando se mira al espejo y si tiene ganas de agrandar la familia junto a su pareja Jorge “Corcho” Rodríguez (53), con quien ya es mamá de Antonia (6).
A diás de presentar su propia línea de ropa VL Celebration by Antolín, Vero contó qué significa este proyecto para ella: “Salir, por primera vez en mucho tiempo, de mi zona de confort. Tomar las riendas, recurrir a la solidaridad de mis amigos. Mi di cuenta de que soy capaz de armarme mi vidita, más allá del contexto familiar y la televisión. Con la moda juego como una niña, por esa fascinación de ser otra por un ratito. Yo te recibo así (se agita aún más el pelo, se arremanga la remera y el chupín roto que termina en ojotas Nike), y mirarme acá… (alza una de las fotos de su campaña). ¿Quién es, eh? (se ríe). No tengo talento con el lápiz, pero sigo referentes fuertes, con fines muy claros”, expresó en diálogo con la revista , cuya producción es tapa de su última edición.
"Me miro al espejo y digo: ‘¡Está buena la veterana…!’. Nunca me vi linda. Siempre tuve cabeza de puto: podía ser la mejor amiga de un flaco. No me daba para lo sexy, la jugaba de simpática. Sí, me elogiaban las patitas, el culito, pero terminaban dándole a mi amiga. El trabajo me dio actitud, y cuando me operé las lolas dije: ‘¡Esto es lo que faltaba!’. Hoy adoro mi cuerpo, me siento libre con él. Estoy más segura, encontrando mi comodidad: sé que ya no estoy para la tanga, pero sí me banco un buen escote".
Lozano también habló de su relación con su edad: “Decir la cifra en voz alta (46 años) es un mazazo en la nuca. Pero me miro al espejo y digo: ‘¡Está buena la veterana…!’. Nunca me vi linda. Siempre tuve cabeza de puto: podía ser la mejor amiga de un flaco. No me daba para lo sexy, la jugaba de simpática. Sí, me elogiaban las patitas, el culito, pero terminaban dándole a mi amiga. El trabajo me dio actitud, y cuando me operé las lolas dije: ‘¡Esto es lo que faltaba!’. Hoy adoro mi cuerpo, me siento libre con él. Estoy más segura, encontrando mi comodidad: sé que ya no estoy para la tanga, pero sí me banco un buen escote. La clave para sobrevivir es: espíritu joven y sentido común”, remarcó.
“No soy una mina muy lúdica, que se divierte siendo todo a la vez. Tal vez mi gran crisis tuvo que ver con otra cosa: la saudade de la diversión casi adolescente. Extraño la irresponsabilidad. Eso de ir al boliche en barra, empujarse, reírse con amigos hasta que duela la panza”, agregó.
“La maternidad jamás había sido un plan para mí: Jorge me convenció. Amo a Antonia con locura, pero ser mamá es un gran trabajo. ¡Y no me preguntes si quiero otro hijo! No estoy dispuesta a adquirir otra responsabilidad".
Por último, se refirió a su rol de madre: “La maternidad jamás había sido un plan para mí: Jorge me convenció. Amo a Antonia con locura, pero ser mamá es un gran trabajo. ¡Y no me preguntes si quiero otro hijo! No estoy dispuesta a adquirir otra responsabilidad. Siento la mirada social rompiéndome los huevos: ‘Uy, la nena se va a quedar solita…’. A un tipo nadie le pregunta: ‘Para cuándo el segundo?’. Yo, como entrevistadora, dejé de hacer esa pregunta tan sexista. Hay mucho chiste machista al respecto… ¿O no escuchaste eso de: ‘¡Ey, hacele un pibe así se deja de romper las pelotas!’? Es que en su concepción, la mujer que es mamá está inhabilitada por dos años. A ellos no les cambia nada. Y a esta edad no sólo la cuestión física es un tema: también la capacidad mental, la dedicación que uno puede aportar. Cuando nació Antonia me sentí una teta. Entré en un estado psicótico: sin horarios ni formas. Me costó volver a conectarme conmigo misma, y eso me repercutió en una crisis de pareja que superamos con mucho diálogo. Puede sonar repulsivo, pero ya no tengo ganas de poner el cuerpo”.
Fotos: revista Gente.