La ficción que Lali Espósito protagoniza en Netflix cuenta una historia que para miles de mujeres en todo el mundo es una pesadilla muy real: perder la libertad al caer en las redes de trata de personas. Algo que Estefanía Berardi (30) estuvo a punto de vivir, y cuyo traumático recuerdo le vino a la mente tras ver todos los capítulos de Sky Rojo.
“Caí engañada a un postíbulo cuando era chica. Esto me paso en Mar del Plata, mi ciudad, mientras buscaba trabajos los 17 años”, contó la exchica Combate en Instagram. “Terminé de ver la serie de Lali, #SkyRojo y me acordé de esta historia que tenía bloqueada en mi mente. Lo cuento, porque lamentablemente estas cosas siguen sucediendo y mi historia tal vez hace evitar que le suceda a alguien más”.
En un extenso video, Berardi relató que había ido a una entrevista de trabajo luego de leer un aviso en el diario que decía que “se buscaban bailarinas para shows”. Dado que ella estudiaba danza clásica desde niña, había asistido a la cita sola “producida tipo casting”, con su currículum impreso en sus manos y sin avisarle a su madre.
"¿Qué no me confundan con qué? Terminé de decir eso y vino una morocha en portaligas con bucles, pasó caminando el culo delante de mí y me dijo hola. Y cuando empecé a mirar qué había detrás de las puertas vi camas de dos plazas. Ahí até cabos y me di cuenta de que era un puterío”.
El lugar se trataba de una bonita casa del barrio Los Troncos de Mar del Plata, en donde al tocar timbre la atendió una mujer muy mayor que le indicó que se sentara a esperar que la llamaran. “Cuando me senté a esperar en el pasillo empecé a pensar qué sería ese lugar, porque era una casa antigua súper bien arreglada. Yo no entendía qué sería el lugar. Lo único que veía era al final del pasillo había un escritorio con un monitor desde donde se veía quién tocaba la puerta, y alrededor muchas puertas con ambientes donde no veía qué había”.
“Estaba decorado con telarañas de cotillón y un tridente, y en mi inocencia pensé que era un instituto de inglés y que festejaban Halloween, que querrían a alguien que coordine el acto”, continuó. “Después se abrió una puerta, salió una rubia del baño envuelta en un toallón con un rodete en la cabeza… Y me pareció raro… Ahí ya no me cerraba nada, pero seguía pensando que era un instituto de inglés”, siguió.
Ahí, Estefanía reveló que al ingresar un cliente la anciana le sugirió que se siente detrás de una pared, “para que no te confundan”. “¿Qué no me confundan con qué? Terminé de decir eso y vino una morocha en portaligas con bucles, pasó caminando el culo delante de mí y me dijo hola. Y cuando empecé a mirar qué había detrás de las puertas vi camas de dos plazas. Ahí até cabos y me di cuenta de que era un puterío”.
Al final, Estefanía Berardi reveló cómo hizo para escaparse del lugar sin ver al hombre que le iba a tomar la entrevista laboral: “Le dije a la viejita que mi mamá estaba esperando, que le tenía que dar una llave. No sé que le inventé. Le dije que salía y entraba, pero se dio cuenta que estaba re asustada, que estaba blanca como papel y me dijo que me quede tranquila, que si sabía qué era eso… Cuando me abrió salí corriendo y me puse a llorar desesperada”.