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Desconsolado llanto de Gastón Recondo, angustiado por el coronavirus: "Perdón, papi"

Desconsolado llanto de Gastón Recondo por el coronavirus en Polémica en el Bar

Pocos minutos antes de que el presidente de la Nación, Alberto Fernández, anunciara aislamiento preventivo y obligatorio en la Argentina para frenar el avance del coronavirus, Gastón Recondo se mostró alarmado y angustiado en Polémica en el Bar por la situación sanitaria y le dedicó un duro mensaje a Marcelo Tinelli, quien antes de que se oficialice la cuarentena obligatoria voló a Esquel, donde tiene una casa.

"Los argentinos sabemos que lo que se viene no es bueno. Es una cagada, es muy difícil. Somos muchos los que estamos haciendo esto a conciencia, que tenemos seres queridos que la están pasando mal. Yo a mi papá no lo puedo ir a ver. Perdón, papi. Mi papá tiene 5 nietos que no lo pueden ir a ver y veo a estos hijos de puta que quieren ir a Pinamar a tomarse el fin de semana largo", comenzó diciendo el periodista, sin contener las lágrimas.

"Esto es muy difícil. Somos muchos los que estamos haciendo esto a conciencia, que tenemos seres queridos que la están pasando mal. Yo a mi papá no lo puedo ir a ver. Perdón, papi".

Tras una breve pausa por su llanto y sin nombrar directamente a Marcelo Tinelli, pero luego de la polémica que generó el viaje del conductor a Esquel, en pleno pedido de cuarentena, Recondo agregó, indignado: "Y loco, ¡no te podés es ir a Esquel! ¡No te podés ir a Esquel! Vos sos una figura publica, y si te fuiste a Esquel, ahora quedate ahí en cuarentena. Ahí te banco yo. Pero si el martes volvés, no te banco. Si te tomaste el fin de semana largo y mis hijos no pueden ver a su abuelo".

"Loco, ¡no te podés es ir a Esquel! Vos sos una figura publica... Si te tomaste el fin de semana largo y mis hijos no pueden ver a su abuelo, no te banco".

En líneas más generales, con el pedido de aislamiento preventivo y obligatorio, el periodista concluyó su visceral y angustiante descargo: "Nosotros somos responsables y cocientes. Es un momento de hacer un verdadero sacrificio. Tenemos que sacrificarnos todos por igual. Hay gente que no sabe cómo va a comer. Hay abuelos que están solos, que no pueden ver a sus hijos, ni a sus nietos, con más de 70 años, sabiendo que tienen una enfermedad que los aqueja, que avanza, no la podés frenar, y no podés recibir el abrazo de las personas que criaste. Podés pensar un poco en los demás. Si no pensás en los demás, nos cagás a todos".

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