Encaró un nuevo proyecto con la conducción de Infama junto a Pía Shaw (37). Allí, Denise Dumas (38) le pone su sello personal al programa de América y con su carisma logra conquistar a los televidentes. Pero, ¿cómo es hacer una dupla femenina? Ella misma lo responde.
“Hay todo un prejuicio con las mujeres, con eso de que somos difíciles. Mi primera experiencia como conductora, hace muchos años, fue en Café Fashion, y yo era modelo; fue una gran escuela. En ese programa pasaba de todo. Había que lidiar con cada cosa… He visto varones muy inseguros, con mucho ego y competencia”.
“Hay todo un prejuicio con las mujeres, con eso de que somos difíciles. Mi primera experiencia como conductora, hace muchos años, fue en Café Fashion, y yo era modelo; fue una gran escuela. En ese programa pasaba de todo. Había que lidiar con cada cosa… Éramos Ginette Reynal y yo. Y hoy sigo siendo amiga de Ginette y nos queremos con el alma. Compartimos la vida, nos juntamos a charlar. Mi experiencia con otra mujer fue maravillosa. Más allá de varón o mujer, tiene que ver con la personalidad de cada uno. He visto varones muy inseguros, con mucho ego y competencia”, recordó en diálogo con la revista .
Luego, al ser indagada sobre si es un mujer “brava”, respondió: “No, no soy muy brava. Hay veces que necesitaría ser un poco más brava. No tengo representante, entonces yo encaro a todos. Desde las autoridades de Telefe hasta las de Canal 13 o Ideas del Sur. Todo lo mío lo arreglo yo. Pido las cosas de buen modo una vez, dos veces y, de golpe, me pongo a llorar. A veces, se instala esto de que hasta que no pegás el grito, las cosas no se hacen. Yo todavía no me amigo con esa idea. Si se puede decir de buen modo, por qué hay que especular con enojarse para que te den bola”.
“Estoy aprendiendo a enojarme un poquito, más de mentira que otra cosa, pero poniendo énfasis en las cosas. Me doy cuenta de que, a lo mejor, el error es mío al decir las cosas tan suavemente, que el otro te pasa de largo. Lo que sí, cuando me canso de algo, me canso para siempre, y eso es un defecto. En esos casos es muy difícil que tenga vuelta atrás”.
“Estoy aprendiendo a enojarme un poquito, más de mentira que otra cosa, pero poniendo énfasis en las cosas. Me doy cuenta de que, a lo mejor, el error es mío al decir las cosas tan suavemente, que el otro te pasa de largo. Lo que sí, cuando me canso de algo, me canso para siempre, y eso es un defecto. En esos casos es muy difícil que tenga vuelta atrás”, agregó.
Por último dio detalles de las cosas que la cansas: “Muchos años de que me hagan siempre lo mismo. Pero en lo laboral, no. El trabajo es para ir, pasarla bien, formar un buen grupo. Si hay alguien que no es buena onda, aprendí a tomar distancia. Si alguien me puede lastimar o faltarme el respeto pasándome por arriba, me corro. También aprendí a frenar esa gente, a poner límites. Muchas veces de verdad se respeta más a la gente brava”, cerró.