En tiempos en que impera la cuarentena total por la que todos deben mantenerse encerrados en sus casas a menos que un caso de fuerza mayor lo exija, el distanciamiento social deja espacio para que se produzcan acercamientos impensados en otras circunstancias.
En un gesto tan noble como heroico, un policía bonaerense encontró la forma de facilitarles (¿y por qué no?) la vida a varios adultos mayores que integran la población más vulnerable frente al coronavirus.
“En mis horas de franco me pongo a disposición de mi ciudad, Lobos, ya sea que llueva, truene o esté soleado. Me pongo a disposición de mis vecinos para hacerles los mandados”, afirmó Diego Robledo en diálogo con Nosotros a la Mañana. Y conmovido, el uniformado aseguró: “Me encontré con mucha gente grande sola”.
Un tanto emocionado, Robledo retomó su testimonio tras una pausa para tomar aire: “Uno de los momentos que más sentí fue con una mujer de 83 años que tenía dos hijos, pero que no la asistían porque ellos tampoco querían salir de sus casas para cuidar a sus propios hijos”.
"Tenía dos hijos, pero que no la asistían porque ellos tampoco querían salir de sus casas para cuidar a sus propios hijos”.
Con los ojos llorosos, continuó: “La abuela se emocionó y me hizo emocionar… Lo más triste fue que no la pude abrazar”. Ya recuperado, comentó satisfecho: “La pude ayudar, le hice los mandados que necesitaba. Hacía tres días que tenía que hacer las compras”.
“Ya superé los 250 mandados desde que se decretó la cuarentena, por lo tanto me siento muy contento. Lo hago de corazón”, concluyó el buen samaritano después de recibir las felicitaciones del Pollo Álvarez y la admiración de todos los panelistas.