Andy Caballero y Diego Corsini presentan en "Solo el amor", película que se proyecta en 86 salas, una historia de amor, con conflictos en casi todas las escenas y con el ambiente de la industria del rock como escenario.
Con pasado como manager de bandas y presente como director de videoclips, Caballero llegó a su ópera prima con la idea de hacer un filme para adolescentes, "que tuviera onda", según sus palabras, y donde la música esté en toda la cinta como parte de la historia y no simplemente para acompañar.
"Es muy importante estar pendiente de las letras de las canciones porque están conectadas con lo que pasa". dijo a Télam Corsini, quien ya contaba con tres largometrajes y que, dijo, se sintió atraído por el bagaje que su compañero en la dirección traía.
La película es protagonizada por Franco Masini, quien interpreta a un pibe de barrio que, con su grupo de punk, se encuentra de repente con la fama.
Llevado por un compañero y una manager inescrupulosa, el personaje de Masini conoce la gloria y los problemas que ello conlleva, como la exposición mediática y el dejar de lado las cosas que en realidad desea.
"Yo había visto 'Onces' (de John Carney). Estaba filmada con una historia punk de producción y me voló la cabeza. No es un musical, pero tiene 14 canciones y yo desde los 18 años estoy rodeado de música y músicos, y me dieron ganas de hacer una película musical en la Argentina", comentó Caballero.
A esta historia de éxito y fracaso musical se le suma la historia de amor con Emma (Yamila Saud), una joven abogada que dejó de lado su vocación artística por seguir a su padre en el mundo del Derecho.
- Télam: Un mix raro el de ustedes como directores. Uno con una formación más clásica y el otro que viene del videoclip. ¿Cómo se llevaron?
- Andy Caballero: Para mí toda la experiencia fue muy buena. Yo quería hacer cosas y venía Diego y me decía que para que eso suceda tenían que pasar otras cosas. Él tiene mucho oficio y me ayudaba a sacar cosas adelante durante el rodaje.
- Diego Corsini: Ninguna de mis películas se parecen entre sí. Me gusta variar. Pensando en este caso, me interesaba el género de película para adolescente. También que hubiera algo del mundo musical, que está buenísimo. Además, yo de más joven me la pasaba viendo canales de música. Fue un desafío muy grande y conseguir mix de cine y música era algo soñado.
- T: Hay un mucho del lado b y oscuro de la industria de la música.
- A.C.: Por mi experiencia como manager conozco mucho de lo que pasa en el ambiente y hay veces que el éxito se te sube a la cabeza y ves cómo se rompen las bandas. Uno de los problemas de las bandas es que no duran y hoy todas quieren triunfar, no veo que quieran que sus canciones lleguen a la gente.
- D.C.: Sí. Igual hay cosas que se pueden reproducir en otros ámbitos que no son los musicales. Hay veces que tenés que tomar la decisión de seguir con un amigo o tomar otro camino. O que el éxito hace o no que cambies tu relación con los amigos.
- T: Hay un mensaje muy marcado respecto a la exposición en redes sociales y de cómo algo que parece una buena herramienta se convierte en algo invasivo de la vida privada.
- D.C.: El de las redes sociales es un mercado que te atraviesa como persona pública. La película debe tener autenticidad total y en estas cosas les pedíamos a los actores que nos contaran cómo era su experiencia.
- A.C.: Siempre pedí que la película tenga onda. Yo me considero un pibe con onda, hago cosas con onda y mis amigos tienen onda. La película me tenía que identificar. Después puede no gustarte. Y, por otro lado, Franco es un pibe redes y también nos aconsejó sobre algunas cuestiones de ese mundo, pero también hay cosas que son una cagada. Hay gente llena de odio en las redes que putea a las bandas. Si no te gusta, no la escuches y listo.
Fuente: Telam.