¡No tienen paz! Más allá de cartas documentos, audiencias conciliatorias y medidas cautelares, hay una realidad: Connie Ansaldi y Silvina Escudero no se pueden ni ver. Luego de varias peleas televisadas y otros encontronazos vía Twitter, la vedette decidió, mediante la Dra. Ana Rosenfeld, llevar el tema a la Justicia. Ayer se realizó un audiencia de conciliación, pero la panelista de Este es el show aseguro que no había sido notificada y por eso no asistió.
Luego del fallido encuentro, la abogada habló en exclusiva con Ciudad.com: "La Justicia dictó una medida cautelar para que Connie se abstenga de mencionar, ofender o agraviar a Silvina Escudero, incluso a través del mote de #LaChicaCarbón. Y le fija una multa por cada incumplimiento, cuyo monto aún no se determinó".
Pero lejos de bajar los decibeles y pese a esta advertencia de “bozal legal”, Connie volvió a publicar escandalosos tweets. Y si bien nunca mencionó a Silvina Escudero con nombre y apellido, utilizó nuevamente el término de "La Chica Carbón". A continuación, los mensajes que la panelista escribió en la red social:
-“La abogada de #lachicacarbon llama a los productores de Ideas para amenazarme que si no me callo le cuenta a Marcelo. De cuarta. ¡Nunca visto!”.
-“A todo esto: ¿en una semana me ‘notificaron’, mediaron ‘solas’ y salió ‘la resolución’? ¡Wow! ¡Qué injusticia rápida para la forrada!”.
-“16 años sin un escándalo. No creí tener vida para ver esta mamarrachada. Lo que hace un minuto más de prensa para alguien sin talento”.
-“Después de esto, ¿qué sigue? ¿Juicio a Paulita porque es más linda? ¿A Lourdes porque baila mejor? ¿A Pedro porque es más querido?”.
-“Y por más que me llamen y amenacen: no me van a callar la boca. Es lo peor que pudieron hacer. Cuanto más me quieren limitar, más aire necesito”.
-“Esta es la primera vez que estoy enojada. Posta que si lo que escribo no le gusta, que demuestre lo contrario. Me está dando la razón con creces”.
-“Chato, Fede: ¡¡¡Connie me molesta!!! ¡Es mala! ¡¡¡Sáquenla!!! ¡Buuu!”
-“Señor juez, señor juez: Connie me dijo #lachicacarbon, groncha y mala. Dígale que no escriba más en Twitter. ¡Buuuuu!”.
-“¡Nadie me puso un bozal legal! Además, ¿les parece bien que se entere la prensa y yo no? ¡Qué justicia rara!… ¡Qué tipas! Dan pena. Posta”.
-“Me encantaría saber quién fue el juez que supuestamente hizo todo tan rápido. ¿Será un contacto también?”.
-“#LaChicaCarbon es una ex amiga mía que es re mala, trepadora y mentirosa. Uds. no la conocen. No sé quién se puede hacer cargo de eso…”.
-“Le gusta más la cámara y los centímetros por columna que la pi… Y eso que la pi… le copa. Y casi siempre, es pi… ajena. Ajena, hasta de amigas”.
-“Lo increíble acá es que no se den cuenta lo perjudicial que es esto para su imagen. Yo puedo trabajar de muchas cosas. Ella no”.
CONNIE ESCRIBIÓ HASTA UN POEMA
La Pantomima
Sonrisas falsas.
Ojos como platos.
Voz de hot line.
Cara de muñeca inflable.
Discurso de indignación y amenazas de renuncia.
Romance que no es.
Beso que sí.
Golpe que va.
Mensaje que viene.
LA PANTOMIMA.
Caprichos de aspirante. Argentina que da dadivas.
Personajes de shibre, impunes en la maleza de la tele, que avanzan guadaña en mano, hincados de rodillas.
Su poder reside en el centro del cuerpo. En el centro mismo, del lado de afuera. Ahí donde nacen y mueren los hombres.
Y nos gobierna. No a todos. No a los que tenemos el poder arriba del cuello.
Gobierna a los débiles con la cabeza en el idéntico centro.
Y tratan de callar al viento.
Que es rápido, mutante, rebelde y arrasador.
Porque el viento, se cuela y no pide permiso.
Irreverente te despeina, porque poco le importa aparecer prolijo. Ni tampoco serlo.
Se ríen hienas de coro trágico, y aplauden bailes en sincro sin alma.
Mientras, el viento se envalentona. Y crece.
Sin aplausos ni coros.
Pero con alma y centro.
Con su propia potencia como alimento y voz.
Y es risa de trueno cuando pretenden acallarlo.
Porque no hay recipiente para el viento.
No hay injusticia ni justicia que con su celeridad impuesta y falsa pueda crear una celda permanente.
Porque tarde o temprano, encontrará el hueco.
Porque tiene latido. Y corazón.
Estallan venas todo el tiempo de la furia que contiene.
De ver salvajes que promueven la miseria de las clases.
De escuchar aplausos a granel sobre restos de mortajas.
De creer historias sin memoria en pos de otras que merecen ser contadas.
Y ya se va el viento a su refugio de arterias que transportan su escénica para, por un rato al menos, ir a un lugar menos oscuro.
Sean viento.
Sean libres.