No las niega, no las esconde. Por el contrario, , conductora radial de Terapia Despareja junto a Santiago del Moro, relató una a una sus obsesiones en Impacto 9.
"Cuando era chica controlaba las patentes de los autos. La patente que tenía un número 2 era un sacrilegio para mí. Tenía que lavarme las manos, meterme los dedos en los ojos, etcétera", se animó a contar Franchín haciendo la mímica de la situación y todo.
Además, agregó: "Dejé de soplarme los ojos, y cuando camino ya no me toco el talón tantas veces" (?). Como si fuera poco, también aseguró que cada vez que pasa por una casa velatoria... contiene la respiración.
Aunque superó varias de sus obsesiones, Franchín conserva algunas que, sin querer queriendo, le transmite a (fruto de su relación con el empresario Sebastián Ezquenazi): "Eso sí. Baño a Benicio siempre al mismo horario. Llegué a bañarlo hasta en un aeropuerto", declara.
¡Mirá el video con el insólito decálogo de obsesiones de Analía Franchín!