Cuando el 23 de julio fue en su departamento londinense, el mundo -que había sido cautivado por su música- se hizo una pregunta: ¿por qué?
Finalmente, tras meses de investigaciones y estudios, una autopsia reveló que la cantante británica, que tenía tan sólo 27 años, falleció debido a una ingesta masiva de alcohol, suficiente como para ocasionarle un paro respiratorio.
De acuerdo a los informes que se dieron a conocer, Winehouse decidió conscientemente tomar alcohol después de mucho tiempo de no hacerlo, a pesar de las consecuencias que esa acción podría tener sobre su cuerpo.
Los forenses encargados de la autopsia revelaron: “Había consumido alcohol suficiente con tasas de 416 mg. por decilitro de sangre, y la consecuencia no intencionada de estos niveles potencialmente fatales fue su repentina e inesperada muerte”.
Por su parte, la doctora de Amy, Christina Romete, declaró que la cantante había vuelto a beber los días previos a su muerte tras un período de abstinencia. Los padres de Winehouse afirmaron sentirse aliviados por saber qué fue lo que ocasionó la triste muerte de su hija, luego de la incertidumbre que había prevalecido desde que se dio a conocer la noticia.