Escena 1: Evangelina Anderson va a buscar su auto, estacionado en una pintoresca callecita de , y... el auto no está. Se lo llevó la grúa.
Escena 2: La vedette va hasta el Departamento de Policía en busca de su vehículo, y al ingresar al edificio ve que un oficial le dice a otro: "Mirá, es Evangelina Anderson".
Escena 3: Los policías vencen la timidez y se acercan a pedirle una foto a la diosa argentina.
Paso a paso, Evangelina Anderson comienza a dejar de ser "la mujer de Martín Demichelis" para ganarse un nombre propio en la ciudad española donde pasa sus días, desde que su pareja juega en el . "Me sorprendió que los policías me llamaran por mi nombre. Cuando llegué era 'la mujer de Martín', pero ahora, como estoy haciendo algunos trabajos como modelo, la gente empieza a reconocerme más. Está bueno", le comenta la rubia más deseada a Ciudad.com, mientras le prepara un pollo a la plancha con verduras a Bastian, su hijo de 2 años. "En un rato salgo para Marruecos con mis padres. Lo tenemos a 20 minutos, así que vamos a aprovechar para conocer", acota.
"Cuando uno está en el medio, se acostumbra. Pero cuando lo ves de afuera, te das cuenta de que hay mucha agresión. Hoy cualquiera hace cualquier cosa para ser famosa".
Una publicidad para una conocida tarjeta de crédito, otra para una popular empresa de juegos de poker, una futura campaña gráfica para la diseñadora argentina Patricia Nahmad, una próxima producción para una revista española de moda europea... La agenda de Evangelina comienza a cargarse a medida que se asienta en tierra malagueña. "Me acostumbré mucho más rápidamente a España que a Alemania (N de la R: Demichelis antes jugó en el Bayern Munich). El idioma, el clima, la calidez de la gente, todo ayudó a que fuera fácil. Además mi hijo también se adaptó y está contento. La pasamos muy bien con Martín", cuenta Anderson, mientras relojea su cuenta de Twitter, : "Me hice fanática, ayuda a acortar las distancias".
Sin embargo, durante sus pasos por la Argentina, Eva también aprovecha para cumplir con algunos compromisos laborales, como las sensuales fotos que acompañan a esta nota, parte de una producción para la nueva campaña primavera-verano 2012 de Impetu, la marca de lencería que la contrató para que fuera su cara.
-¿Ya no tenés tantas ganas de venir a trabajar a la Argentina como cuando estabas en el frío de Munich?
-Ja, ja. No. Lo que pasa es que estoy tan bien acá... Tengo todo lo que quiero: trabajo, familia unida, playa, calor, el idioma. Queremos disfrutarlo. Estando en Marbella vivo el trabajo desde otra perspectiva. Además, por suerte ahora puedo elegir los trabajos. Además Martín tiene contrato con el Málaga hasta 2013. Después se verá. En estos años le dije que no a muchas propuestas para trabajar en la Argentina, pero sé que en algún momento voy a volver.
-Más allá de eso, ¿extránás estar dentro del día a día del medio argentino?
-Cuando uno está en el medio, se acostumbra. Pero cuando lo ves de afuera, te das cuenta de que hay mucha agresión. Hoy cualquiera hace cualquier cosa para ser famosa. Cada vez se corren más los límites.
-Pese a no estar tan expuesta, se ve que mantenés tu silueta intacta. ¿Le dedicás tiempo al cuidado de tu físico?
-Hace dos meses que no haga nada porque por suerte no paro de recibir visitas de amigos y familiares. Pero hice un curso de telas y acrobacia que cuando pueda voy a retomar. Me gusta más que ir al gimnasio, y te trabaja el cuerpo.
Evangelina se hizo fanática de Twitter: su cuenta es @evange_ander-son. "Me ayuda a extrañar menos".
-¿Y te cuidás con las comidas?
-Sí, pero al ser vegetariana tampoco tengo mucho problema. Además siempre fui propensa a estar flaca. Eso sí: a los chocolates nunca les digo que no.
-¿Cuáles son tus comidas favoritas en España?
-El risotto vegetariano. Y como vamos muy seguido a restaurantes italianos, amo comer de entrada la .
-¿Dentro de tus proyectos más cercanos está el de tener otro hijo con Martín?
-Sí. Primero queremos disfrutar el veranito y seguir disfrutando de Bastian, que nos sorprende día a día. Pero para fin de año seguramente comencemos a buscarle un hermanito.