Robert Linhart, un bombero retirado de Nueva York, fue apresado por hacer grafitis en frente del bloque de apartamentos donde vive en Manhattan. En las pintadas, el ex bombero le proponía a la diva concertar una cita.
El hombre fue detenido no sólo por los grafitis, sino también por poseer un punzón para picar hielo y por resistirse al arresto de la Policía, a quien Robert confesó que no pararía hasta que conociese personalmente a Madonna.
El fanático de 59 años dijo: "Voy a volver allí a hacerlo otra vez". Por el hecho, el hombre fue definido por el Tribunal Criminal de Manhattan como un "peligro público", por lo que se decretó una fianza de 20.000 dólares, el doble de lo que había pedido la Fiscalía.
Por su parte, la abogada de Linhart afirmó: "no es un crimen adorar a Madonna y si lo fuera, los tribunales estarían mucho más llenos".