Con la excusa de mostrar su regreso a bateas después de 16 años, el grupo estadounidense B-52 s está de vuelta con una gira mundial que anoche lo trajo por segunda vez a la Argentina e hizo bailar al público que colmó el estadio porteño Luna Park.
A partir de melodías pegajosas, la banda oriunda de Georgia armó un recital para bailar de inicio a fin y dejó en claro que su música es impermeable al paso del tiempo. The B-52 s ofreció un repaso de su carrera a lo largo de casi dos horas de show en donde no faltó ninguno de sus éxitos y hubo lugar para algunos temas de "Funplex", su flamante disco que también da nombre al tour del retorno a escena.
La estética, generada a partir de las cadencias setentistas de Kate Pierson, Cindy Wilson y Fred Schneider, secundados por el guitarrista Keith Strickland, sólo necesitó de un escenario totalmente despojado para hacer delirar a la audiencia a través de 20 de sus mejores canciones.
Ya desde el inicio de la velada los acordes de "Mesopotamia" y el pegadizo "Private Idazo", uno de sus grandes hits, anunciaron una fiesta que perduró durante toda la velada, tanto abajo como arriba del escenario, donde los músicos se mostraron relajados y con una energía inagotable.
En el repertorio no faltaron "Strobe Light" (de "Wild Planet", 1980), "World s Green Laughter" (de "Good Stuff", 1992), "Juliet of the Spirits" (de "Funplex", 2008) y "Roam" (de "Cosmic Thing". 1989).
Pero en el podio de los más festejados se impusieron los clásicos "Love Shack" (de "Cosmic Thing") y "Rock Lobster" de su álbum debut y "culpable" de que B-52 s saltara desde el circuito underground a las grandes ligas.
A casi 17 años de su anterior y única visita a la Argentina, la banda más festiva del rock and roll exhibió una intacta capacidad de diversión para trasladar a sus fans a un encantado viaje musical.
Fuente: Télam