A Gustavo Olmedo Eminem le tomó el pelo hasta que él mismo lo obligó a comportarse. A Gustavo Olmedo Mick Jagger le puso cara fea cuando le preguntó por la baja venta de discos de los Rolling Stones. A Gustavo Olmedo Ozzy Osbourne lo saludó mientras orinaba, con la puerta del baño abierta. A Gustavo Olmedo le pasaron muchas cosas en los cerca de cincuenta viajes que hizo para cubrir shows y entrevistar a rockeros, enviado por la radio Rock & Pop. Y ahora repasa todas esas aventuras en "El circo del rock", un libro editado por Gárgola que se propone como diario de viaje, pequeña autobiografía y retrato profano de las más grandes estrellas de rock. Olmedo que conduce "Apagá la tele", de lunes a viernes a las nueve de la noche- escribe como habla: su tono es coloquial y anecdótico.
Olmedo también incluyó en este libro sus aventuras con Deep Purple, Santana, Faith No More, Alice in Chains y su banda preferida, Kiss. Y confiesa que podría haber seguido para largo con capítulos de Lenny Kravitz, Oasis, Metallica, AC/DC, Slash, Coldplay, etcétera, etcétera. Es una pena que esas historias no estén: ¿a quién no le gustaría enterarse de la trastienda de esas entrevistas? En muchos de los capítulos de "El circo del rock" las estrellas aparecen como personajes odiosos o, al menos, difíciles. Olmedo prefiere disculparlos: "Hay que tener en cuenta que muchas veces uno comparte apenas treinta minutos de la vida de un músico que tiene cuarenta años de experiencia. No es suficiente para juzgarlo".
"El circo del rock" también sirve como manual de experiencias de un periodista de rock. Y deja claro que se trata de un trabajo con mística propia. "He notado bastante seguido que los medios en Argentina suelen ser muy improvisados", señala Olmedo. "Si bien no me parece que el periodista que escucha pop no puede entrevistar a bandas de metal y viceversa, creo que muchas veces no existe compromiso suficiente. Viajar para entrevistar a grandes figuras es un privilegio y siento que muchas veces se desaprovechan oportunidades porque el periodista ni siquiera conoce los nombres de los músicos... Quiero decir que, como fan de la música, me ofende. Y como lector, televidente o radioescucha, también. En definitiva, me parece que es necesario ser un apasionado para hacer un gran laburo. Quiero creer que lo principal es ser un amante de la música y el resto viene solo. Me parece que ninguna carrera de periodista te prepara mejor que dedicar tu vida a escuchar música".
¿Cómo creés que será leído este libro por los pibes que idolatran a los personajes que entrevistaste?
Confieso que antes de ser publicado el libro, y teniendo como experiencia la forma en la que a veces se expresan algunos oyentes de radio, supuse que muchos se iba a sentir ofendidos o indignados. Sin embargo, debo reconocer que eso no sucedió. No al menos con aquellos que me hicieron llegar sus comentarios. Esto me sorprendió. Tal vez aquel que se decide a leer un libro tiene otra preparación intelectual, diferente a quienes simplemente son fans de una banda y escuchan radio, a quienes suelen enojarse porque uno hace un chiste sobre su ídolo. Para leer un libro tenés que comprometerte de otra forma, creo. Es algo tangible, que perdura, no se lo lleva al éter.
¿Qué efecto te hubiera causado a vos leer a los 15 años un libro así, que muestra el otro lado de los "ídolos"?
Me hubiera encantado leer un libro así, que encara la cosa desde otro ángulo, más terrenal si se quiere. No me hubiera ofendido ni amargado. Nunca pertenecí a ese grupo que considera intocables a los músicos; todo lo contrario, siempre me atraparon las visiones más críticas y comprometidas, más allá de que estuviera de acuerdo o no con lo expresado. Me parece que aquel que intenta ir un poco más allá le da un valor agregado a un libro, un programa de radio o a una entrevista.