Parece que ya quedan pocos niños que no se hayan enfrentado al hardcore en el monitor de la compu. La cifra fue revelada en una investigación británica: el 90 por ciento de los chicos de entre los 8 y los 16 años vio pornografía. Lo cierto es que ya hay nuevas generaciones de adolescentes que crecieron y se desarrollaron (esa espantosa palabra púber) a la luz catódica de la pantalla con porno gratuito bajado de Internet.
Es lo que hay. A esos chicos y chicas en Gran Bretaña los bautizaron Generación XXX. Orgullosos consumidores de porno, nada que ver con los jóvenes de otras épocas que se sonrojaban cuando alguien descubría su colección secreta de revistas. Ni hablar de aquellas jóvenes damas que no vieron un pene ni en figuritas hasta bien pasados sus veintes.
El 25 por ciento de las chicas de entre 15 y 19 años que participaron de una investigación destinada a conocer cómo es esa generación, aseguró que quiere convertirse en lap dancer. Entre ellas, alguna se jacta de haber aprendido de su estrella porno favorita cómo hacer una magistral sesión de sexo oral. ¿Precoces? Tal vez.
Lo nuevo es cómo y dónde aprende esta generación a tener una vida sexual. Es por eso que no hay que sorprenderse de que un adolescente, que todavía no tiene barba para afeitarse todos los días, espere de una chica con la que quiere tener sexo que tenga el pubis perfectamente depilado, como en las películas.
Entre esos mismos chicos, no son pocos los que asumen que un orgasmo propiamente masculino es aquel que va a parar a la carita de la púber experta en mamadas. Ni pocas las chicas que están de acuerdo en poner la otra mejilla.
Seguro que las reglas de lo que está bien y lo que está mal en el sexo no están escritas en ninguna parte. Aunque siempre dicen que se puede todo siempre y cuando sea entre adultos y con el consentimiento de ambos (o de todos, si son más de dos). En general, sí, se habla de adultos. Y los XXX están todavía en esa edad en la que jugar a los jueguitos o ver porno, cuidar a tu hermanito y tocarle una teta a la vecina, son actividades que conviven...
Tal vez sea por eso que el expertise de los XXX resulta un poco chocante para generaciones anteriores. O quizás sea porque los chicos educados en el porno gratuito aprendieron una versión del sexo que muchos adultos no se permiten. O a lo mejor es un empate entre las dos.