Si el primer capítulo -coincidencia de la crítica y del boca a boca- había sido "muy bueno", el segundo fue claramente superior. Ya superada la necesaria instancia en la que se debe presentar a los personajes y sus posibles conflictos, el episodio de antenoche de Tratame bien (a las 23, por Canal 13) se pudo perder -y encontrar- en el laberinto de los vínculos. Con el amor, las miserias y el desamor del caso. Con la voluntad de ganarle a una crisis matrimonial que salpica al resto de las relaciones.
Y con el psicoanálisis como refugio. Por esas profundidades transitó el envío que promedió 18,9 puntos de rating, 2,9 menos que en su debut.
Se sabía que una de las claves del nuevo unitario de Pol-ka radicaría en las actuaciones de sus protagonistas, punto que tuvo el miércoles su máxima comprobación. En un duelo actoral pocas veces visto en la TV, Julio Chávez y Cecilia Roth pincelaron a sus personajes (José y Sofía, 27 años juntos, dos hijos, una quiebra en puerta, una amante en la puerta) con matices de una sutileza exquisita, tanto para el enojo como para la esperanza.
Con deliciosas escenas de su vida cotidiana -lavado de dientes, desayunos alborotados, pis, despertares tristes-, hubo un familiar acercamiento a cómo viven los Chocakilian. Y a cómo intentan salvar un matrimonio hundido en el maltrato.
Poblado de grandes momentos, el segundo capítulo tuvo, si se quiere, dos perlas para coleccionar: la sesión de José con su analista, Arturo (Norman Briski), y la terapia de pareja en el consultorio de Clara Lombardo, en la que Cristina Banegas, más que verosímil en su personaje, se volvió cómplice en el oficio. El mejor testigo y partenaire para dos monstruos de la actuación.