Walter Saavedra es mucho más que un relator de fútbol. De buena verba y mejor imaginación, "el loco del micrófono" siempre tiene a mano una metáfora para sacudir la modorra ajena. ¿Ejemplos? Miles. Allá en el Mundial de Alemania su obsesión pasaba por vincular jugadas futboleras con acciones sexuales. Cómo unir "la catreta y la pelota" , era su desafío. Una desopilante combinación que llevó a Lalo Miro (de pie, por favor, ante el amo y señor de la radio) a definirlo como "el relator hot" . "Es único, personal, poético, espectacular. Cada día más gente lo descubre y simpatiza y se fanatiza con su estilo. Todo es posible en su descripción, en su arenga, en las palabras que rodean su grito de gol. Desde un fragmento de una canción de Serrat hasta un tango, desde un análisis social hasta una adivinanza, desde una fábula con moraleja hasta una hipérbole inimaginable", lo describió Mir.
En Mitre o donde sea, el "Waltergol" rompe el molde. Por sus palabras justas, por sus hallazgos literarios, por ese desenfado arrabalero... Por su frescura, en definitiva, para llegarle sin escalas "al cuore" de su interlocutor.
Supo recitar cuentos en TV, de saco oscuro, corbata al tono y peinada a la gomina. También recorrió teatros de toda calaña. Algunos buenos y muchos de los otros. "Pero ahora llegué a Primera en serio, viejo... Guau, voy a estar en la Avenida Corrientes...", le cuenta a Ciudad.com, sin entrar todavía en detalles sobre su "último hijo adoptivo": un espectáculo que bautizó "Tango Fútbol Club" y que promete muchos "tacos y rabonas artísticas".
Estará a partir de este viernes en el Teatro Liberarte (Avenida Corrientes 1555; tel: 4375 2341 ) junto a compañeros que la clavan sin picar a un ángulo. Lo acompañará una delantera para alquilar balcones: Roberto Guiet (cantante), Walter Bornes (guitarra y arreglos), Emanuel Munich (guitarrón y voz), Ricardo Munich (cello y flauta) y Osvaldo Spina (bandoneón) .
"Tango y fútbol, dos pasiones que se unen sobre el escenario para provocar asombro y emoción ", reza el anuncio de la obra. "Así, entre gambetas y paredes, las palabras y los sonidos van creando un maravilloso clima de milonga y cancha", adelanta Saavedra, un lindo tipo que anda desparramando por la vida su bohemia, sin teléfono celular ("cruz mala", aclara) y con el destartalado grabador a cuestas.