Desde chica, Tanis Helliwell se dio cuenta de que era especial. Ella podía oír lo que las demás personas pensaban, veía espíritus, guías, ángeles, maestros y también... duendes. Pero como estas capacidades ya de pequeña le trajeron muchos inconvenientes, decidió negarse y cerrar sus campos de percepción. Y así ocurrió hasta que a los 20 comenzó a meditar y todo regresó. Durante 16 años trabajó como psicoterapeuta en transformación personal, ayudando a aquellas personas que buscaban descubrir sus verdaderos dones. "Siempre me dediqué a enseñarles a los demás a desarrollar sus propios dones en lugar de hacer de medium o canal. Todos los seres humanos podemos desarrollar estas capacidades, son innatas, están en nosotros, sólo debemos despertarlas", afirma Helliwell.
Su encuentro con los duendes ocurrió en Irlanda. Luego de finalizar una relación de pareja de muchos años, y poner su hogar en venta, Tanis decidió hacer un viaje con un objetivo espiritual: encontrar la iluminación. Para eso, alquiló una cabaña en las afueras, a campo abierto, y alejada de todo, intentando tener un mínimo contacto con las personas. Lo que nunca, nunca se le ocurrió encontrar en ese viaje fue la familia de duendes con la que se topó apenas abrió la puerta de aquella casita... encantada.
Para la mayoría de los seres humanos que vivimos la mayor parte del tiempo en tercera dimensión nos es muy difícil ver a estos elementales porque ellos habitan a media dimensión de la nuestra. Explicado en palabras del mismo Leprechaun -o duende- con el que la escritora tuvo el encuentro: "Para nosotros es fácil ver a los humanos porque son más densos, y vibran a un ritmo más lento que el nuestro. Ustedes no pueden ver a los humanos que han muerto, a los seres que forman las nubes, ni a los que hacen crecer los árboles. Si pudieran elevar su vibración y ver estas dimensiones, no harían al mundo lo que le están haciendo. ¿Cómo podrían matar los arroyos y los árboles si vieran la fuerza de vida que hay en ellos y los seres que crecen en su seno? ".
Una de las funciones principales de los duendes es ser guardianes de la naturaleza. Ellos ayudan a hacer crecer las flores, los árboles, las montañas..."Cuando los humanos creen en nosotros, crean y fortalecen formas de pensamiento que nos permiten funcionar y crecer. Esto, que requiere muy poca energía de su parte, para nosotros es muy importante", le explica el elemental a Tanis. Quien además le revela que la razón de su contacto con ella es para invitarla a que trabajen juntos, humanos y duendes, para cuidar la naturaleza, y agrega: "Cooperen con la naturaleza plantando árboles, cultivando flores, alimentando a los pájaras, desarrollando una conciencia ecológica".
Otro punto muy importante que Tanis destaca de sus charlas con los duendes es que ellos, a través de la intención, la confianza y la voluntad, pueden manifestar en su dimensión lo que quieran, es decir, pueden crear y hacer aparecer objetos de la nada. Algo que nosotros entendemos como mágico, para ellos es algo cotidiano. "Los humanos no se dan cuenta de que todos los pensamientos crean realidad. Esos pensamientos podrían concretarse en su dimensión si ustedes no se dedicaran a cancelarlos enviando deseos contradictorios: Me gustaría tener tal cosa y luego: Pero no creo que pueda lograrlo porque no tengo dinero, cultura ect. Y es por eso que no consiguen lo que quieren, porque no creen que lo pueden lograr", le explicó el duende a la autora.
Son muchas y muy reveladoras las enseñanzas que Tanis, en su libro "Un verano con los Duendes" (Editorial Sirio), va develando a partir de lo que le van contando estos seres. Para los que creen en ellos, les vamos a decir que existen elementales por todo el mundo, y que pueden viajar en el espacio y el tiempo. Para el final del libro la escritora explica cómo intentar contactarlos... Todo es cuestión de fe.
Más información en:
http://www.editorialsirio.com/?mod=colecciones&cat=26&id=17507&ida=0&tip=2&idm=