¿Todo está inventado en materia de competencias deportivas? No, parece. Siempre hay algo nuevo para sacudir la modorra competitiva del ser humano. Para muestra, lo que pasó en un lujoso hotel de Austria, concretamente en la ciudad de Obertauern, donde se organizó un campeonato de golf en un campo totalmente nevado. Hasta ahí, en realidad, nada novedoso, porque experiencias similares ya hubo, incluso en el . Ahora, los organizadores del convocaron a jugadores (sólo aficionados) a un desafío mayor: que ejecutaran un solo golpe desde 18 metros, extremadamente ondulados, y a quien embocara la pelotita en el hoyo... Sí, clinck caja. Automáticamente se le depositaba en la cuenta personal... 1.000.000 de dólares.
Se jugó, lógicamente, en condiciones muy adversas, sobre un campo de 9 hoyos de par 36 y 2.700 metros de extensión. Adi Hengstberger, un experto en este tipo de terreno, retuvo el título, mientras que detrás se ubicaron Tristan David y Peter Dobrowolsky. Sarah Holzl, en tanto, dominó entre las damas.
Pero, claro, más allá de la competencia individual, la frutilla del postre era . Desde todo el mundo fueron en busca de un verdadero golpe de suerte. Tenían una única oportunidad, sin prueba ni cosa parecida. Hubo buenos intentos, en general. Uno, sobre todo, hizo temblar al CEO de la compañía aseguradora del campeonato, cuando la bola caminó a centímetros de la bandera, en medio de los alaridos del público, que terminó lamentándose porque el premio quedó vacante.