Sobre un escenario cedido por las Madres de Plaza de Mayo y con el monstruoso "Elefante Blanco" (esa promesa de hospital que nunca fue cumplida, hoy devenida en una gigantesca construcción abandonada) como telón de fondo, tocaron ayer en Ciudad Oculta: Nonpalidece, Riddim, Sin Semilla, Ciudadano Kingston, Nil Obstat y Resistencia Suburbana. En un principio, el objetivo era recaudar alimentos y ropa para los chicos del barrio General Belgrano, apodado Ciudad Oculta durante el Mundial 78, cuando el Gobierno Militar de Jorge Rafael Videla decidió levantar un muro para que los extranjeros que visitasen el país no pudieran ver la realidad social que se vivía en ese entonces. Pero, finalmente, el festival fue doblemente solidario y la colecta fue destinada a los afectados de las inundaciones de Santa Fe, que ya son más de 20 mil.
La idea también era hacer que los "ocultos" salten a la vista por ser habitantes de un lugar, que desde ayer se convirtió en la sede del festival de reggae solidario más grande del país. Y por otro lado, la propuesta era llevarle a la gente del barrio, un show que por falta de recursos económicos, seguramente, no podrían presenciar si la entrada no era gratuita.
Pero sobre todo, el propósito de Luis Alfa, cantante de Resistencia y organizador del evento, era lograr que el género, que nació en los barrios más pobres de Jamaica y que desde su origen buscó luchar a través de la música contra la desigualdad social, la injusticia y la discriminación, se escape por un momento del circuito comercial y vuelva a su cuna: el ghetto.
Y así fue. Miles de personas saltaron y bailaron en el medio de la calle principal de la ciudad. Algunos también miraban desde los techos de chapa o sentados en las reposeras que sacaban a las puertas de las casas. A pedido de Néstor Ramljak, voz de Nonpalidece, todos guardaron un minuto de silencio para recordar a los combatientes caídos en la Guerra de Malvinas y cuando el barrio ya estaba en penumbras, Resistencia cerró la fecha con temas como Sr. General, El León, FMI y Rastastone y un pedido explícito de Luis al público para que mantengan los ojos bien abiertos en esta época de campañas electorales. ¿Seguridad? No hubo. Pero tampoco, como era de esperar, hizo falta.
Una vez terminado el festival, Pety, el cantante de Riddim, le contó a Ciudad.com que en todo momento se sintieron como en su casa. " Desde que llegamos toda la gente tuvo con nosotros un trato excelente. Queremos que se repita, poder volver a tocar acá muy pronto. Para Ciudad Oculta debe ser una alegría tener buena música en vivo y gente que se respeta mutuamente. Pero creo que fue una fiesta en paz que se vive solamente en los festivales de reggae, se hagan en la Oculta o en el Madison Square Garden".