Todo es rápidez, los tiempos televisivos hacen que AM sea un producto "a mil". Pepe Pompín se inserta en este ritmo aunque parece no respetarlo: él está tranquilo, relajado. Con jugo en un vaso de whisky, habanos de chocolate y una revista subida de tono, el conejo-panelista practica para cuando sea más grande y de paso disfruta del pos-programa: "Qué buenas minas", dice de las chicas de tapa. Se nota a la legua que es un profesional y no le molesta el pedido de entrevista. (Ver video)
En el 2001 debutó televisivamente con Desayuno, de Víctor Hugo Morales, y desde ese momento no paró: es panelista estrella de cada programa al que concurre y ya pide pista para un programa propio. El muñeco genera ternura y gracia a la vez; ingenuidad y doble sentido, es un nene de 8 años pero bastante zarpado para su edad, que se pelea con técnicos y elenco a la par de cualquiera.
Abandonamos el estudio más convencidos que nunca de que Pepe Pompín es más vivo que unos cuántos... si hasta su padre, José Luis Telecher, lo cuida como a un niño. (¿Qué?, ¿Acaso no lo es?)
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