En Inglaterra nació la versión sofisticada del "lavame lucio" escrito con el dedo en el parabrisas y lunetas de los automóviles. El responsable es Paul Curtis (41), más conocido como Moose entre los cultores del street art, que en lugar de pintura en aerosol utiliza agua y jabón, un cepillo y una especie de vaselina para conservar las superficies limpias. La práctica se llama "grime writing" o reverse graffiti (graffiti inverso) y este graffitero -porque conserva la simbología underground inaceptable en otros medios- lo descubrió observando cómo los transeúntes quitaban con el dedo la suciedad de las paredes en Leeds, su ciudad natal. Y desde 2003 lo practica en varias ciudades del Reino Unido, donde generó cierta polémica. Precisamente porque la condición aséptica de sus mensajes no lo eximieron de que las autoridades lo acusaran de vandalismo, y que en más de una ocasión le pidieran que quitara sus dibujos y mensajes porque atentaban contra la propiedad privada. ¿Que limpiara donde ya estaba limpio?
Moose elige paredes y especialmente túneles ennegrecidos por la contaminación, paneles de pubicidad estática atiborrados de carteles unos sobre otros para dejar su marca, a veces a mano y otras usando stencils para crear formas perfectas y especialmente letras. Como el graffiti en general, el argumento en su contra reside en que este arte se define por su espíritu contestatario y no por el método, por las intenciones que hay detrás, por ejemplo. Y en este caso, los mensajes en veredas y paredes, más allá de lo que comunican de por sí, están poniendo en evidencia la suciedad producto del smog que acumulan las grandes ciudades europeas. Aunque de forma positiva: donde los demás sólo ven mugre, Moose encuentra un soporte para su arte.
Para sus detractores es un vándalo urbano. Pero él excava en el smog a plena luz del día, delante de todos y, desde que su técnica se volvió tan reconocida como inocua, abrió su estudio , especializado en publicidad no tradicional. Las grandes corporaciones no tardaron en contratar sus servicios, y así desde Microsoft hasta Coca Cola, pasando por el Channel 4 y el vodka Smirnoff lo contrataron para que esta forma de guerrilla art promocione sus produtos. Avalados también con la ideología verde de su creador. Quizás, la belleza de esta forma de expresión resida en la ilusión de que si todos usaran esta técnica para decir, promocionar y expresarse, las paredes de la ciudad volverían a estar limpias otra vez.