La invasión a la privacidad es uno de los males de la época que, con el avance sostenido de la tecnología, es cada vez más frecuente y se torna cada vez más difícil la protección personal. Un curioso caso testigo es la increíble anécdota que compartió el viernes a la noche en Animales Sueltos.
"Corté por lo sano. Cargué dos balines en mi rifle de aire comprimido y le tiré al drone 'en el pechito' a un metro y medio de distancia".
"El verano pasado, un pendejo de 14 años que vino a vivir alquilado al lado, se hacía el picantito y se ve que se trajo un drone de Miami y le puso una camarita. Primero, jugaba con un autito (a control remoto) y no me dejaba dormir (por el ruido del motorcito). Entonces, después mete un drone con una Go Pro arriba de los libustrines cuando yo estaba en la pileta. Se hacía el boludo como que jugaba, yo lo veía en el baldío de al lado, y el drone me miraba", explicó el conductor.
Así, sin ningún tipo de culpa, remató: "¿Qué hice? Corté por lo sano. Cargué dos balines en mi rifle de aire comprimido y le tiré al drone 'en el pechito' a un metro y medio de distancia. Se los juro, porque aparte el boludo lo mantenía en el aire, estaba regalado como una paloma al pecho. Le pegué en una hélice, cayó, y me quedé con la Go Pro porque cayó en mi territorio, estaba en mi espacio aéreo".
¿Vos qué habrías hecho en la situación que contó Alejandro Fantino?