Su bien ganada fama de femme fatal quizá no coincida con la realidad que ahora cuenta Virginia Gallardo (29), más allá de su recordada relación sentimental con Ricardo Fort. La vedette que se luce en Family junto a Aníbal Pachano en Carlos Paz soltó una confesión sobre su vida íntima que dejó con la boca abierta a más de uno.
"Mi vida sexual comenzó de grande, pasados los veinte años... Lo hice cuando me creí psicológicamente preparada como para enfrentar una situación tan importante como esa. Me costó un montón entregarme. Fue muy difícil porque esa madurez de la que hablo me agarró con la fama".
"Me regusta ser geisha, es una filosofía de vida. A veces, no mido y salgo perdiendo, esas cosas también pueden pasar. Por eso voy muy despacio, me tomo mi tiempo porque es difícil ensamblar dos vidas distintas. Siempre me gustó estar enamorada, pero tengo que reconocer que es algo que me cuesta. Me quiero poner de novia, es real, pero eso no significa que me vaya a meter con cualquier persona. En estos tiempos no es muy común apostar a algo verdadero. Soy bastante antigua. Me gusta el hombre caballero, que pague la cuenta y te abra la puerta del auto. Sueño con un amor eterno, incondicional. Me canso de ver infidelidades, todo el tiempo recibo llamados de gente que está comprometida, y eso te demuestra una realidad que es la que existe", aseguró a la .
La declaración de la bellísima rubia que paró el corazón de todos fue respecto de su debut: "Mi vida sexual comenzó de grande, pasados los veinte años. Nunca lo dije porque no me lo iban a creer, ya que vendía todo lo contrario. Me cansé de trabajar del cuerpo sin haber conocido esa otra parte. Lo hice cuando me creí psicológicamente preparada como para enfrentar una situación tan importante como esa. Me costó un montón entregarme. Fue muy difícil porque esa madurez de la que hablo me agarró con la fama. Hoy me sigue costando llegar a tener intimidad con un hombre, soy chapada a la antigua".
Por suerte para Virginia Gallardo, ahora puede experimentar del amor sin miedos junto a su novio Martín Rojas, un empresario hotelero. Vaya casualidad.