La fatídica experiencia de Karina Jelinek (33) como esposa de Leonardo Fariña le sirvió a la morocha para madurar y tener más recaudos a la hora del amor. Ahora, la modelo se desahogó: "Me mintieron, me traicionaron y me quisieron dejar en la calle. Ya no soy la persona inocente que no preguntaba nada. Esto me hizo fuerte… Agradezco que no le di otra oportunidad para volver".
"Soy creyente gracias a la crianza de mis padres, y siempre fui a la iglesia. Aunque me vean sexy y mostrando la cola, esa no es mi esencia. Estoy cansada de llevar la mochila de mi ex".
Este cambio en la actitud de Jelinek se produjo luego de que el juez federal de La Plata Manuel Blanco la citara para acreditar su vínculo con Fariña, quien está procesado con prisión preventiva por evadir impuestos en la compra de un campo en Mendoza. "Es cierto que pensábamos vender el campo y el departamento de Libertador para comprar una casa en Barrio Parque. Yo sabía que Leo tenía un campo, pero no que lo había vendido. No me gusta hablar mucho del tema", le explicó Karina a la revista , donde posó sensual.
Además, la modelo admitió que se recuperó gracias a la fe: "Soy creyente gracias a la crianza de mis padres, y siempre fui a la iglesia. Aunque me vean sexy y mostrando la cola, esa no es mi esencia. Estoy cansada de llevar la mochila de mi ex".
A pesar de sus temores, apuesta al romance: "Si me enamoro, no me importa nada, desde ya. Si más adelante me gusta un chico y tengo ganas de estar con él, y ese chico no es millonario, no importa. Para eso estoy yo, que trabajo desde hace mucho tiempo. No soy millonaria, pero trabajo para darme mis gustos… Aunque tampoco me gustaría que me vivan como Susana Giménez".
Al final, Karina Jelinek confesó que no está tan sola como dice: "Yo me divierto, y por ahora es todo touch and go. Pero no me caso más".