"Quiero saber quiénes me acompañaran en el jurado, no me importan los participantes pero si quienes estarán en el estrado conmigo. Y quiero un contrato corto, no más de dos meses", exigió Nacha Guevara antes de firmar. Una vez resueltas las diferencias económicas, se comprometió con su silla en el jurado. Pero a dos meses de iniciado el ciclo, varias cosas cambiaron entre los supuestos, lo firmado y la realidad.
"Es bastante fascinante y adictivo el programa. Es muy excitante todo lo que pasa. Al principio estaba bastante asustada, me aburren las previas, pero después la paso muy bien. Tengo buenos compañeros de jurado, eso es muy importante. Nos llevamos muy bien", reconoció Nacha.
En las últimas semanas, la juez más exigente sólo fue un catálogo de quejas o críticas: "No me gustan las previas, cuando yo hablo me tienen que escuchar, no aguanto las previas de media hora hablando pavadas". El episodio de los canelones (con Matías Alé), el destrato a varios participantes (tal el caso de Victoria Xipolitakis), su ausencia jueves y viernes (reemplazada por Alfano), los rumores de renuncia, las cuchilladas tangueras con Mora Godoy y el desencuentro con su imitadora Fátima Florez, por nombrar algunos episodios. Sobre esto último, recordemos que los dos primeros sketchs de Fátima al aire terminaron sin remate. En el primero no colaboró e ignoró a la humorista. En el segundo, cuando apareció caracterizada de Solita, pidió hablar con la verdadera y no con la máscara. Y allí, intervino Tinelli y la cortó menos diez.
Tiempo atrás, la falsa Guevara interpretada por Florez había sentenciado: "No me gustan los imitadores, sean ustedes mismos, no copien a nadie, carajo. Pero, esta chiquita me gusta (N. de la R: por Fátima, ¡ella misma!) porque me dijeron que imita a la presidenta y demás. Hay que correrse del área de seguridad, de conformidad. ¿No es cierto?”, comentó con las risas de Tinelli y el público de fondo.
Comprobamos que Tinelli es un encantador de serpientes y logra con su olfato encaminar los rumbos inciertos. Y, por otra parte, algo mucho más tangible que no todos los productores tiene claro: el talento supera todo.
Sin embargo, en las últimas horas algo empezó a cambiar en Nacha, quien declaró: "Es bastante fascinante y adictivo (el programa). Es muy excitante todo lo que pasa. Al principio estaba bastante asustada, me aburren las previas, pero después la paso muy bien. Tengo buenos compañeros de jurado, eso es muy importante. Nos llevamos muy bien".
Y anoche, en esas previas que tanto la aburrían, algo se transformó. Quizás fue encontrarse con su propia parte lúdica ante una gran artista como es Anita Martínez. La bailarina no sólo bromeó, sino que la besó en la boca y, por accidente, la tiró al piso. Resultado: Nacha terminó matándose de risa y disfrutando el show. Tal vez, si este sketch hubiera sido desarrollado por otro actor (de esos que no cuentan con la aprobación de Guevara…) el final hubiese sido muy distinto.
Una vez más, comprobamos que Tinelli es un encantador de serpientes y logra con su olfato encaminar los rumbos inciertos. Y, por otra parte, algo mucho más tangible que no todos los productores tiene claro: el talento supera todo. Las virtudes artísticas (en este caso de Martínez) superan a los escándalos, las primeras damas, los excelsos bailarines, los prejuicios de un jurado, y lo que ¡VENGA!
Pasó con la dupla Fátima-Solita, y anoche se repitió con Martínez-Nacha.
El talento puede con todo, hasta con Nacha Guevara.