De dulce e inocente rubia de 18 años a una mujer de 36 que no ha parado de dar titulares no solo por su música o sus sensuales atuendos, sino también por sus amoríos y crisis existenciales. Su nombre: Britney Spears.
La considerada por un buen tiempo como Princesa del Pop viene del show Club de Mickey Mouse, de donde saltaron otros artistas como Justin Timberlake y Christina Aguilera.
Uno de los momentos que más dio de qué hablar fue el famoso beso que se dio con la Reina del Pop, Madonna, desde las pantallas de MTV durante la transmisión de uno de sus premios. Más de uno quedó con la boca abierta.
Una vez superada su etapa postadolescente, Spears dejó ver su lado más sexy en cada uno de los videos que eran cada vez más subidos de tono. Toxic y Oops!... I did it again fueron dos de los más calientes.
Otro episodio de locura fue el que vivió junto a Jason Allen Alexander, con quien contrajo un fugaz matrimonio que apenas duró 55 horas, y que dejó ver a una Britney capaz de responder a sus impulsos más drásticos sin ningún tipo de control.
Sin embargo, lo que al parecer la llevó a tocar fondo fueron el alcohol y las fiestas nocturnas a las que asistía y donde mostraba su peor cara. Sí, y ahí estaban los paparazzi para mostrar su lado oscuro y aquello que ni siquiera se debería mostrar. Su adicción al alcohol y a las drogas fueron la combinación perfecta para sus crisis.
Fue en 2007 donde la artista pop tomó otra de las decisiones más drásticas, cuando rapó su cabellera por completo producto de esa espiral de descontrol que había en su corta vida llena de rumbas, escándalos y drogas. Ese año fue víctima de un trastorno en su personalidad.