Llegó el verano y muchos buscan ocasiones para exponerse al sol, pero en ello hay que tener precaución. La incidencia de los rayos solares puede traer perjuicios para la salud.
Un grupo de científicos de la Universidad de Texas, en Estados Unidos, encontraron que puede haber una especie de adicción a tomar sol y se denomina tanorexia. Los especialistas realizaron un estudio con personas que, pese a ser conscientes de que exponerse excesivamente al sol o asistir a camas solares constantemente puede ser riesgoso, sentían en su mayoría la necesidad de estar bronceados.
La mayor parte de los entrevistados iban con frecuencia a las playas de la localidad de Galveston y respondieron que no se sentían lo suficientemente tostados.
Para esta investigación adaptaron un cuestionario que se utiliza para detectar casos de alcoholismo. Luego de analizar toda la información, pudieron determinar que la adicción al bronceado efectivamente es una patología.
La médica Cristina Pascutto, presidenta de la Sociedad Argentina de Dermatología, explicó que aunque el bronceado se relaciona con salud y belleza, en realidad es una reacción de defensa natural y protectora ante la injuria solar: “Debemos saber que la exposición solar excesiva conlleva a efectos acumulativos progresivos e irreversibles y que los daños que se generan son agudos y crónicos”.
Las personas obsesionadas con el bronceado llegan a aplicarse autobronceadores que no están debidamente controlados, aceites u otro tipo de productos de cocina y hasta inyecciones de color. Muchos otros acuden con demasiada frecuencia a sesiones en camas solares durante horas.
Según Pascutto, la incidencia mundial del melanoma se incrementó en las últimas décadas, más que cualquier otro tipo de cáncer. De allí la importancia de utilizar protección solar en todo momento y no exponerse al sol en las horas que los rayos son más fuertes.