Las personas que piensan dedicarse al running tienen que saber cómo elegir las zapatillas más adecuadas.
El calzado debe ser lo más confortable posible y que se adapte a la pisada de cada uno, para evitar molestias y lesiones. Igualmente debe cambiarse con cierta frecuencia.
Más allá de seleccionar un diseño que guste, lo más importante es que tenga las características adecuadas para su condición física. Lo primero es definir si ya se tiene una técnica de carrera o se necesitan zapatillas amortiguadas.
El peso corporal también influye en la elección del calzado, porque tiene rangos de peso recomendados en función de la amortiguación y estabilidad. Una persona que pesa 65 kg. deberá comprar zapatillas ligeras con menos amortiguación, pero una de 90 kg. necesitará más acolchonamiento y tendrá que recurrir a zapatillas más caras.
El precio más alto no significa que sea de mejor calidad, sino que lleva más materiales y tecnologías.
Cuando la persona es propensa a las lesiones o ha tenido alguna grave, es importante que busque una zapatilla que pueda mitigar el riesgo. Por ejemplo, si se tiene una fascitis plantar, hay que buscar modelos que den apoyo en la zona del arco. Esto también es importante, saber qué tipo de arco se tiene, así como el ancho del pie.
En cuanto a la talla, hay un truco: dejar la anchura de un dedo de la mano entre el dedo más largo y la puntera de la zapatilla, porque el pie suele hincharse en carrera cuando se llevan más de 5 kilómetros, así que hay que dejar cierto margen para evitar rozaduras y ampollas.
También es importante saber el tipo de pisada: pronador, neutro o supinador y en qué superficie se va a correr. La pronación es el giro del tobillo hacia el interior del pie durante la pisada, y la supinación es cuando el tobillo gira hacia el exterior en la pisada.