Difícil escribir algo sobre la belleza de Ailén Bechara sin caer en repeticiones ni lugares comunes. Con sus jóvenes 25 años, la diosa que pateó el tablero y dejó de ser azafata de Guido Kaczka para jugarse a todo o nada por su sueño de llegar a la pista del Bailando, ya tiene más de 62.200 resultados de búsqueda si uno googlea su nombre y apellido. Y en todas las páginas dice más o menos lo mismo: su figura es impactante.
Tras superar las primeras rondas del certamen de baile de ShowMatch, su nombre se hizo más famoso aún, y ya no sólo los adolescentes que la miraban embelesados cada tarde en la pantalla de El Trece, conocen quién es esta diosa oriunda de Darregueira, un pueblito bonaerense de 5.500 habitantes.
"Estoy soltera full time, abocada a los ensayos del Bailando para mejorar gala a gala, y a los trabajos como modelo, acabo de empezar a trabajar para la agencia de Leandro Rud y por suerte me convocan seguido para eventos o campañas. ¿Candidatos? No faltan. ¡No paran de llamarme! Ja, ja. Famosos y no famosos. Algunos chapean con sus profesiones, pero conmigo eso no va".
Pero la popularidad muchas veces no es sinónimo de amor. Y ahí anda Ailén, sin un hombre que le robe el corazón. "Estoy soltera full time, abocada a los ensayos del Bailando para mejorar gala a gala, y a los trabajos como modelo, acabo de empezar a trabajar para la agencia de Leandro Rud y por suerte me convocan seguido para eventos o campañas", le dice a Ciudad.com.
Tras un supuesto affaire con Martín Bossi, relación que ella sólo define como "alguien a quien conozco hace mucho de la vida, pero nada más", no hubo alguien que le provoque mariposas en la panza: "Pero candidatos no faltan. ¡No paran de llamarme! Ja, ja. Famosos y no famosos. Algunos chapean con sus profesiones, pero conmigo eso no va", aclara.
Mientras tanto, seguimos buscando un adjetivo inédito para describir la belleza de Ailén Bechara. No lo encontramos. Mejor que las fotos hablen por sí sola.