Finalmente se supo que la chica, que descubrió hace poco que Bioy Casares son la misma persona y que sigue creyendo que las chilenas son "casi" latinas, es de carne y hueso y sufre de miedos irracionales como cualquiera de nosotros. Estaba sentada en un avión con destino a Comodoro, donde tenía planeado realizar presentación, pero cuando el avión arrancó un gran miedo se apoderó de ella lo cual obligó a la aerolínea a postergar la salida del vuelo y sólo así pudo calmarse un poco. ¿El resto de la tripulación? Imagínense...
Por culpa de este episodio, Karina tuvo que pagarle a la empresa que la había contratado, la mitad de su cachet a modo de multa, por no haber asistido al compromiso.
Desde ya se aclara nuestro respeto para la gente que sufre esta o algún otra fobia, pero no se puede pasar por alto el hecho de que ¡frenaron un avión! porque a Jelinek le agarró un miedo irrefrenable a volar. Si cualquiera de nosotros hubiera estado en su lugar, el avión seguramente no paraba hasta llegar a destino y ligábamos un cachetazo de parte de la azafata. Injusto.