La fórmula es archi conocida: desde que Andy se separó del seno de Mario Pergolini, su obsesión mayor es conocer cada día más a los que nacemos en la tierra creadora del dulce de leche y la birome. Y la fórmula que encontró para conocernos todos un poco más es recorrer las calles.
"Argentinos por su nombre" es capaz de meter en un auto a Nazarena Vélez y Horacio Guaraní para que los dos conozcan un penal en la provincia de Buenos Aires. Las realidades se ponen una encima de la otra y el cóctel que se forma deja una tercera realidad totalmente diferente.
Entre los momentos más fuertes del año se destaca la vuelta de Diego Maradona a Fiorito: montados en un tren, Andy y Diego recorrieron el mismo camino que el DT de la selección hacía en su infancia, cuando los sueños de gloria eran solo eso, sueños. En ese programa el "10" estampó su firma en el cartel de la estación de tren de Fiorito, un vivaracho la robo a las pocas horas y más tarde fue devuelta en "Duro de domar". Inclusive todo esto habla mucho de nosotros, los argentinos.
Por supuesto que el lado comprometido del programa recayó en una especialista, María Julia Oliván, que este año se reencontró con la nenita tucumana que lloró de hambre cuando ella era cronista y alumna predilecta de Jorge Lanata en "Día D".
Por supuesto que Andy no estuvo ni cerca de graficarnos a todos como nación o pueblo. Nuestra naturaleza nacida de un crisol de razas nos hace prácticamente indescifrables, pero hay que reconocer que la búsqueda que inició Kusnetzoff permitió que más de uno se conozca un poco más a sí mismo.