Si fue para algunos una revelación acerca de lo que se podía hacer con una frutilla o con un poco de crema en el terreno sexual, el Feederism está mucho más allá de lo que se les haya ocurrido jamás. Si para la mayoría el vínculo entre la comida y el sexo es más bien lejano y un poco inconpresible, para algunos la comida y el sexo son una única cosa. Y la gordura es un efecto deseado.
Así como el masoquismo tiene sus roles bien delineados entre el sado (que domina la situación) y el maso (que se somete), la escena de feederism se organiza con un feeder que es el que alimenta y un feedee, que se deja alimentar. El feeder se excitará por ver al otro comer y ganar peso, el feedee encontrará placer en el exceso de comer y comer y comer y, por supuesto, se sentirá feliz con los quilos ganados.
La mayoría de los feeders son hombres (FA, es como se identifican) y las feedees son casi todas mujeres (BBW o SSBBW), pero también existen parejas en las que los roles se dan al revés o parejas homosexuales.
Lo cierto es que el Feederism puede llevar a ganar algunos quilos o muchos. Y "muchos" es arriba de cien. Para algunos feedees el objetivo es llegar, por ejemplo, a los 200 kilos. Así es, el fetichismo de la comida tiene sus riesgos. Mientras por una parte la idea de escapar al dictado de la flacura resulta refrescante y saludable o, incluso, la atracción por la gordura muestra que no todo el sexo es patrimonio de gente tonificada, y todo eso suena más que bien; por otro lado los feedees llegan a niveles de sobrepeso peligrosos para su salud. Peligrosos al punto de estar en juego su vida.
Para que se entienda mejor, el anhelo de gordura llega hasta el límite de lo posible: en , lo definen de esta manera: "En todo el mundo ya son muchos los hombres y mujeres que hacen del culto a la comida su razón de ser y convierten el mero acto de alimentarse en una apasionante orgía diaria, personas que buscan a otra spersonas para que las ayuden a comer más y a ser cada vez más y más gordas, llegando en los extremos a no poderse mover de una cama disfrutando para el resto de su vida de una comilona continua dejándose cebar, cuidar sin preocuparse de nada más que disfrutar comiendo y sintiendo el placer de vivir en un cuerpo gordo, fofo, graso, blando por todas partes, una piscina de obesidad deliciosamente excitante y apetitoso".
Ya ven, el apetito sexual tiene caminos que la razón no comprende...
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