Luego de la boda formal que tuvo sede en Buenos Aires, los novios viajaron a Brasil para vivir el casamiento tal cual lo habían soñado desde siempre.
Instalados en Bahía, donde vive el hermano del Turco, los novios dieron nuevamente el sí en una pequeña capilla del 1500. Más tarde, y con el atardecer como escenario, fue el turno de abrazarse y, de espaldas al mar, disfrutar de un ritual Umbanda que tiene como objeto honrar a Iemanjá.
Una barca con ofrendas de rosas, velas, caramelos y mensajes de augurio de los seres queridos hacia los novios se lanzó al mar y coronó una unión que se había iniciado días atrás. Un pai de santo fue quien ofició una ceremonia emotiva y alegre que dejó muy conformes al Turco y a Emilia: "Fue algo increíble, durante una hora y media la energía no paró de crecer. Y cuando ya íbamos a dejar partir la barca con las ofrendas, le tiramos pochoclos dulces y también los tiraron sobre nosotros. Todavía no puedo salir de esa sensación tan intensa", concluyó una eufórica Emilia.