Luego del éxito del 2006 (cuando editó su aclamado debut, "Alright still!"), el año pasado fue de doble apuesta para Lily Allen. Y su exposición mediática lo reflejó. No sólo porque , sino porque, para cerrarlo a toda gala, anunció su embarazo. El padre era nada menos que Ed Simons, de los Chemical Brothers, quince años mayor que la estrella inglesa, en aquel momento de sólo 22 años. La discográfica EMI había confirmado el embarazo (con un comunicado: "Estamos encantados de confirmar que Lily Allen y su novio Ed Simons esperan su primer hijo. De todos modos, el embarazo está verdaderamente en su primera fase, por lo que la pareja pide respeto a su privacidad hasta que la salud de Lily y su bebé estén aseguradas. Como el embarazo está tan poco avanzado, ninguno de los dos hará declaraciones por el momento. Lily sigue adelante con sus planes de lanzar su próximo álbum el año que viene") y todo era color de rosa. Pero un mes más tarde, a fines de enero, el cielo se encapotó para la autora de "Smile": había perdido al bebé. "La vida entera de Lily cambió al saber que estaba embarazada. Estaba centrada en ser madre y comenzar una familia con Ed", dijo uno de sus allegados. Lily tuvo que juntar fuerzas y volver a arrancar.
Ahora, unos meses después del mal trago, se la vio muy relajada en Eden Roc, un balneario de Cap D Antibes (Francia), disfrutando sin demasiada vergüenza de las bondades de la Costa Azul (bueno, vergüenza nunca tuvo). Con 23 años, la Allen mostró dos nuevos hits.