En 1998, Rafael Antonio Lozano, después famoso por Winter, conversaba en un café Starbucks de Texas sobre la rápida expansión de la cadena, que para el año 2000 planeaba abrir 2 mil filiales nuevas. Entonces aceptó el desafío de tomar una taza de café en todos y cada uno de los locales alrededor del mundo. Creó un sitio donde documentar la experiencia y varios años, dólares en viáticos y cafés después, fue descubierto por un realizador que se dedicó a seguirlo. El resultado es Starbucking, una road movie tras una obsesión tan mundana como irracional que el 24 de abril tiene lanzamiento en DVD en los Estados Unidos.
A medida que la travesía recorría el país y tuvo amplia repercusión en los medios, la pregunta más frecuente iba encontrando respuesta: Winter como muchas personas en todo el mundo buscaba despuntar su vicio coleccionista. "Empecé con comics, cartas, monedas, y ahora colecciono estos Starbucks, otra manera en que se manifiesta mi compulsión a tenerlo todo", reconoció Winter, que diseña software como freelance.
Teñido de obsesión, su plan no está libre de reglas: sólo cuenta en su lista los locales que pertenecen y son operados por Starbucks, dejando de lado las casi 5 mil licencias que la firma otorgó en aeropuertos y las librerías Barnes & Noble; también evita visitar dos veces el mismo local para no perder tiempo, aunque sí en caso de mudanza; y debe tomar una medida estándar de cafeína en cada uno.
A través de los años y kilómetros, ya gastó casi 30 mil dólares pero también conoció mucha gente y llamó la atención. "En 2004, por una revista supe de Winter. El proyecto en sí mismo era genial, pero cuando dijo que había estado tantos años en eso me pareció fascinante", cuenta el realizador Bill Tangeman. Aunque vive en Nebraska, a casi 200 kilómetros de distancia del Starbucks más cercano, decidió sumarse al plan, con una cámara para registrarlo todo. Y le dio forma de documental, que se completa con testimonios sobre la particular manera de entender el mundo y desafiar a la sociedad de este personaje; además de los encuentros fortuitos a medida que búsqueda avanza, aunque nunca termine.
Entusiasta, aunque no tanto como Winter, Tangeman puede arriesgar otras conclusiones que las de la obsesión de la experiencia. "Después de haber estado en tantos locales me pregunto dónde diablos estaré: son todos iguales, como un living universal", afirma el director, que parece haber encontrado en el lenguaje audiovisual una historia de estos tiempos, donde los lugares de paso, impersonales se multiplican por todo el mundo, no importa dónde.