"Tendrías que llamar a elecciones así te sacás de encima este fardo de la presidencia, te conseguís un trabajito normal de 8 horas y empezás a traer a casa un sueldo como la gente", le reclama indignada la Primera Dama a su marido, un dictador que acaba de derrocar al Presidente electo en una republiqueta tercermundista, imaginada por el cantautor y escritor uruguayo Leo Maslíah (¿en qué país se habrá basado, no?). Al conflicto interno de la pareja, se le suma un problema externo. Aparece otra mujer, esposa del ex mandatario que, carta documento mediante, los intima a que le hagan un lugarcito en la casa presidencial. La razón aunque absurda, suena lógica. Ella no formaba parte de ninguna institución democrática, ni había sido elegida por el pueblo. El expulsado del poder fue a su marido y se siente con derecho a seguir manteniendo una vida llena de lujos y comodidades.
La obra, recién estrenada, cuenta solamente con dos actores en escena, que tienen la difícil tarea de repetir rigurosamente cada palabra escrita por el Groucho Marx oriental y sin perder la gracia en el intento. "Leo tiene un humor muy literal y hay que ajustarse bastante a lo que está escrito, si no, se pierde el gag. Si cambiás una palabra no se entiende lo que querés decir", advierte Diego Carreño, en el sótano de Vaca Profana, acompañado por Marcela Jove, antes de regalarnos una mini- muestra de cómo es "El Último Dictador y la Primera Dama" (ver video).
Maslíah estaba en el lugar, pero conociendo su reticencia a las cámaras evitamos intimidarlo con un ping pong de preguntas y reflectores en su cara. La dupla actoral, de todas formas, oficia de vocera y cuenta cómo fue trabajar con él teniendo como obstáculo la distancia. "Fue un proceso raro y divertido. Nos enseñó una nueva forma de trabajo porque la empezó a escribir hace años, pero había quedado inconclusa. Nosotros ensayábamos con lo que teníamos y él nos mandaba mails para decirnos cómo seguía", explica Carreño, enfundado en el uniforme militar que se pondrá todos los viernes de diciembre, y sigue: "Él es mayormente escritor, quiere que se entienda semánticamente lo que escribe y que nosotros podamos transmitirlo de esa manera. El trabajo está puesto en la palabra. Estos personajes son grotescos. Desde la premisa de la obra no se podría basar en el realismo". Aunque salvando las diferencias, podría decirse que no se trata sólo de una pura coincidencia.